Cienfuegos.— Leandro Luis Rodríguez Monteagudo fue enfático al afirmar: “La fábrica de productos lácteos de Cumanayagua, en esta provincia, ya no tiene nada de italiano en su tecnología; ahora es made in Cuba”.
Y argumentó su aseveración: “Los equipos fundamentales acumulan 46 años de explotación continua, pues la fábrica se inauguró en el año 1976, y aún se mantienen en operaciones. ¿Cómo ha sido eso posible? Gracias al aporte de los innovadores. Ellos son los que conservan vivas las plantas, con mucha voluntad y creatividad. Por eso digo que ya la industria es cubana. Por dondequiera hay una solución, un equipo, pieza o aditamento creado por los propios trabajadores”.
Leandro Luis es el coordinador de la Asociación Nacional de Innovadores y Racionalizadores (Anir) en la Empresa de Productos Lácteos Escambray.
Precisó que en el año 2021 presentaron 72 ponencias en los encuentros que organiza la Anir y en la actualidad inscribirán más de 30 en el libro de registro; y que anualmente aportan entre 60 y 70 soluciones. “No todas son de gran impacto, por supuesto, pero juntas significan millones de pesos ahorrados al país. Además, se mantienen activos los equipos que ya muestran un notable deterioro.
“Ha entrado alguna tecnología nueva o relativamente nueva, pero también hemos tenido que mejorarla o adaptarla. Antes de que surja un problema hay que pensar en la posible solución”, señaló.
Agregó que se han aportado iniciativas en lugares muy específicos e importantes de la empresa, como la fábrica de queso y la unidad empresarial de base (UEB) de soya. Esta última tiene unas bombas con características especiales y son de fabricación estadounidense. Llevan un diafragma de goma que se rompe periódicamente y no pueden comprarse debido al bloqueo. “Nosotros los hacemos”, manifestó.
La Empresa Láctea Escambray tiene un comité de innovadores y racionalizadores (Cir) integrado por 199 aniristas. De ellos, 37 son mujeres.
El anteriormente denominado Combinado Lácteo Escambray fue ubicado en esa localidad, a unos 30 kilómetros de distancia de la ciudad de Cienfuegos, porque el municipio cumanayagüense, por iniciativa del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, se convirtió en el principal polo ganadero de esta provincia por las características de su geografía de la zona llana y sus suelos. En sus predios se hallan dos grandes empresas: El Tablón y La Sierrita y un grupo numeroso de productores privados.
No obstante, la leche se acopia diariamente en los ocho municipios de este territorio, a pesar de las notables limitaciones con medios de transporte para recoger y distribuir.
No los detuvo la COVID-19
El coordinador de la Anir en esa entidad contó entusiasmado algo no muy trascendido sobre la labor de un grupo notable de trabajadores en los días más difíciles de la pandemia de la COVID-19.
Durante la enfermedad de algunos, la administración y la sección sindical tuvieron que adoptar una decisión entre dos posibles: paralizar la fábrica y se quedaba la población sin leche y yogur, incluidos los niños, o creaban condiciones en la propia planta para aislar totalmente a los imprescindibles en la producción. La razón y la lógica inclinaron a los directivos por la segunda variante.
Permanecieron 14 días albergados, sin visitar a sus familiares ni salir fuera de los predios de la industria. Gracias a esa actitud pudieron garantizar las producciones destinadas a la canasta básica, sin afectación alguna.
Esta disposición de los integrantes de ese colectivo mereció el reconocimiento del Buró Provincial del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Industria Alimentaria y la Pesca (SNTIAP) y del Ministerio de la Industria Alimentaria.