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Rafael Acosta: algo más que leer y cobrar

Por Tay Beatriz Toscano y Ramón Barreras Ferrán

Cienfuegos.— A las vivien­das llega siempre el día es­tablecido. Si en el momento de la visita no hay alguien en alguna de ellas, porque están trabajando o hacien­do determinada gestión, re­gresa al finalizar la tarde. Camina diariamente varios kilómetros de esta ciudad. Asegura que ya está acos­tumbrado, aunque en mu­chos días recorre las cua­dras bajo un sol que raja las piedras. Entonces se cubre con un gran sombrero y si le dicen algo por el tamaño ofrece una sonrisa y sigue su andar. Es cordial, ama­ble y respetuoso.

 

Rafael Acosta Hernández, destacado trabajador eléctrico de la provincia de Cienfuegos. Foto: Tay Toscano Jerez

Rafael Acosta Her­nández, lector-cobrador de la empresa eléctrica de este territorio, afirmó sentirse cómodo hacien­do su labor y que le gus­ta mucho. Y debe ser con seguridad de ese modo porque ya registra más de tres décadas dedica­das a esa función en las zonas periféricas de Rei­na y Las Minas y en el Centro Histórico, entre otras de la urbe también conocida como la Perla del Sur.

Terminó los estudios de técnico de nivel me­dio en Sistema Eléctrico Industrial en el Instituto Politécnico 5 de Septiem­bre. “Pero desde que me gradué he trabajado como lector-cobrador y en esa función me mantengo”, dijo.

“Comencé en el año 1989 como relevante en la provincia; es decir, lo mis­mo estaba en la ciudad de Cienfuegos que en otros municipios, como es el caso de Abreus. Después cogí la ruta del Centro.

“Atiendo a unos 2 mil 500 clientes, aproxima­damente. El ciclo de lec­tura empieza sobre los días 20-21 de cada mes, hasta que finalice, y al inicio del próximo pro­cedo a cobrar y luego a cortar el servicio eléc­trico, de ser necesario”, explicó.

¿Cómo lidias con las reacciones de las personas ante el corte eléctrico por falta de pago?

“Las reacciones va­rían. Hay quienes reco­nocen la falta y me tratan normalmente, pero exis­ten otros que actúan con indiferencia. A todos res­pondo con amabilidad e indicándoles lo que deben hacer”.

Su labor le ocupa bas­tante tiempo. No obstante, tiene una retaguardia se­gura. “Mi familia me apo­ya mucho”.

Ante la pregunta de que si alguna de sus dos hijas se ha inclinado hacia el mundo de la electrici­dad respondió que eligie­ron otros caminos, aunque reconocen y comprenden su labor.

Rafael no solo se desta­ca por su disciplina perma­nente. Es uno de los lecto­res-cobradores que ejecuta la recaudación con el mayor porcentaje posible, de ma­nera que también su aporte económico es considerable. es conside­rable. “La “La mayoría de los meses cumplimos el plan de lec­tura por encima del 97 por ciento y el del cobro al 100 por ciento”, especificó.

¿Qué no le puede fal­tar a un lector-cobrador?

“Lo primero es tener deseos de trabajar y po­nerle amor a lo que hace. No es necesario nada más”, expresó y se despi­dió presuroso porque le faltaban varios metros-contadores por leer y no quería incumplir los que le correspondía en la jor­nada.

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