El paso de la Caravana de la Libertad, el 4 de enero de 1959, por la ciudad de Las Tunas perdura en el imaginario simbólico de su pueblo, que hoy evocó el histórico hecho con similar entusiasmo, cual símbolo de continuidad y de veneración a sus héroes y mártires.
A la plaza, que rinde perenne tributo a José Martí, acudieron combatientes de aquellas luchas contra la tiranía de Fulgencio Batista, pioneros y estudiantes de diferentes enseñanzas, trabajadores y pueblo en general que siguen liderados por el legado del inolvidable e invencible Comandante en Jefe Fidel Castro.
La imagen de Fidel y muchas de sus reflexiones inundaron el escenario y recordaron su visionario discurso del 8 de enero de ese año en Ciudad Libertad tras su entrada triunfal a La Habana.
“No nos engañemos en pensar que en lo adelante todo será fácil, quizás en lo adelante todo será más difícil”, el primer secretario del Comité provincial de la Unión de Jóvenes Comunistas, Yasmani Rodríguez la Rosa, citó esas palabras proféticas del Líder de la Revolución que ilustran de forma diáfana las complejidades del proceso de construcción de la nueva sociedad, a la que aspiramos los cubanos.
“La Caravana de la Libertad sigue su paso indetenible hacia el futuro, 64 años después son otros los barbudos y otros los caravanistas, pero en todos está la certeza de continuar la Revolución”, sentenció la pionera de la secundaria básica Jesús Suárez Gayol Cristina Delgado Mariño para demostrar la disposición de las nuevas generaciones de luchar junto a sus mayores por preservar la obra de justicia social del proyecto político cubano.
En el acto, el miembro del Buró Provincial del Partido, Williams Ramírez Pérez, entregó el carné de la UJC a varios jóvenes que enfrentan desde diferentes sectores los desafíos actuales, con destaque para la actitud asumida por ellos en apoyo al combate contra la pandemia.
Los jóvenes tuneros que reeditaron el paso triunfal hacia la posteridad de la Caravana por estas tierras, transformadas para bien colectivo desde el primero de enero de 1959, entregaron los estandartes a sus coetáneos de Guáimaro, en la provincia de Camagüey, quienes darán continuidad a la marcha que culminará este 8 de enero en La Habana.
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