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Santiago de Cuba hace Fiesta de la Bandera

Anabel Sánchez González (Estudiante de periodismo)

En la noche que pone fin a cada año la urbe santiaguera muestra sus compases habituales pero con emociones diferentes cuando una multitud de personas se dan cita para ser testigos de un acontecimiento devenido tradición: la Fiesta de la Bandera.

 

 

Llegarse hasta el parque Céspedes para observar un evento único, autentico, que desde hace más de 120 años se celebra, se ha vuelto  una forma de despedir el año viejo y recibir el nuevo en Santiago de Cuba.

En la media noche de cada 31 de diciembre, mientras se iza nuestra enseña nacional en el asta ubicada en la sede del antiguo Ayuntamiento de la Ciudad Héroe, cientos de ojos y corazones esperanzados están atentos al ondular, o no, de ese símbolo patrio.

El momento está signado por el misticismo: si la bandera ondea al compás del viento el año será próspero y productivo, pero si no lo hace, o se enreda en el asta, los doce meses por venir tendrán marca de infortunio.

La Fiesta de la bandera fue instaurada por el primer alcalde que tuvo la ciudad de Santiago de Cuba, Don Emilio Bacardí Moreau, y  se celebra desde 1901.

En tiempos más reciente la ceremonia se hace acompañar de un espectáculo artístico. Unas dos horas antes de la media noche lo más representativo de la cultura santiaguera  actúa para los presentes desde una tarima engalanada para la ocasión.

El momento cumbre llega justo cuando las campanas de la Catedral, ubicada en ese entorno patrimonial, tañen 12 veces y de conjunto se escuchan las notas del Himno Nacional mientras sube imponente una bandera de gran porte.

Luce entonces más imponente que nunca el otrora Ayuntamiento, el mismo desde cuyo balcón el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz anunció al mundo el triunfo de la Revolución cubana, el 1 de enero de 1959; el mismo en cuya pared frontal están incrustadas las insignias que coronan a la Santiago de Cuba como la única Ciudad Héroe de la República y poseedora de la Orden Antonio Maceo; el mismo que se colorea e ilumina con los fuegos artificiales cada madrugada mágica de 31 de diciembre.

Los reunidos allí, conocidos o no, se funden en abrazos, en el minuto mismo en que de boca en boca van y viene los mejores deseos para el año nuevo: salud, paz, amor, prosperidad… que tengamos todos una Cuba mejor y más feliz.

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