Cuba reverencia hoy a una de sus mujeres esenciales: Haydée Santamaría, en el centenario de su nacimiento. Casa de las Américas, la institución que fundó en los albores mismos de la Revolución triunfante ha organizado un amplísimo programa de homenajes, que ha incluido exposiciones, presentaciones de libros y audiovisuales, conciertos y coloquios.
Pero más allá de las acciones puntuales por el aniversario cerrado, el recuerdo de Haydée es palpable, en la Casa y en tantos otros lugares en los que pervive su impronta.
Ella y Melba Hernández fueron las heroínas del Moncada, las que protagonizaron la hazaña inmensa de publicar y distribuir el célebre alegato de Fidel Castro: La historia me absolverá. Ellas fueron combatientes del Ejército Rebelde. Y en el triunfo, las organizadoras de tantos empeños de la Revolución.
Se dice Haydée y se dice Revolución. La mujer que lloró a su hermano Abel, víctima del oprobio de una tiranía, es la que consagró todas sus energías a la gesta de un pueblo. Su entrega no tuvo límites. Hacer, aportar, prodigarse… fueron sus constantes.
Y se dice Haydée y se dice arte raigal y comprometido con su contexto, con la expresión auténtica de una identidad compartida por las Naciones de este lado del mundo, por la nueva Trova, por los poetas…
Cien años de Haydée Santamaría… Más de cuarenta años de su muerte… y todavía en los pasillos de Casas de las Américas se puede aprehender su espíritu. Ella está, en la gente y en las cosas.