Me parece que fue hoy. El 20 y 21 de diciembre de 2007 se efectuó en el emblemático hotel Jagua, de la ciudad de Cienfuegos, la IV reunión cumbre de Petrocaribe (Organización intergubernamental de carácter subregional), en la cual estuvieron presentes Raúl Castro Ruz, entonces Presidente de la República de Cuba; el Comandante Hugo Rafael Chávez Frías, quien era Presidente de la República Bolivariana de Venezuela, y otros Jefes de Estado y de Gobierno de países de la región.
En ese tiempo yo formaba parte del equipo de reporteros del periódico 5 de Septiembre y, junto a otros colegas, tuve la posibilidad de cubrir el evento. Desde la Sala de Prensa, ubicada en el hermoso Palacio de Valle, a unos metros del Jagua, seguimos cada minuto del histórico acontecimiento.
Entre los aspectos más notables del encuentro, los asistentes reconociendo que gracias a la iniciativa estratégica y generosa de Venezuela, Petrocaribe era ya un proyecto real y efectivo, en franco proceso de instrumentación, que demostraba el espíritu de solidaridad, cooperación e integración que lo animaba.
Subrayaron las nefastas consecuencias del desigual orden económico internacional que, entre otros aspectos, impactaba de manera negativa en los precios de los productos básicos, incluidos los hidrocarburos, y resaltaron el deber de proteger a los países en vías de desarrollo del encarecimiento de los combustibles.
Señalaron además, el grave impacto de la devaluación del dólar de los Estados Unidos en el crecimiento en espiral del precio internacional del petróleo.
El programa de la IV Cumbre tuvo actividades colaterales. Me correspondió dar cobertura a la inauguración oficial del asentamiento de 100 petrocasas donadas por Venezuela a Cuba. Al entrar la noche, Raúl, Chávez y los demás mandatarios y jefes de delegaciones llegaron al nuevo y bello reparto, ubicado próximo a la Avenida Simón Bolívar que una a la refinería con la ciudad de Cienfuegos.
Ambos presidentes visitaron una de las viviendas, asignada a un trabajador del sector educacional y sus familiares. Dialogaron con él y sus familiares y Chávez cargó al más pequeño. Por razones de espacio solo estuvieron cerca los periodistas, camarógrafos y luminotécnicos de la TV cubana y venezolana.
En las afueras tuve la oportunidad de entrevistar a Nicolás Maduro Moros, en ese momento ministro de Relaciones exteriores de la patria de Bolívar, y a René García Préval, entonces Presidente de la República de Haití. Ambos expresaron la significación estratégica de Petrocaribe para el desarrollo de las naciones del área y la extraordinaria significación de la IV reunión cumbre que acaban de finalizar.
Seguidamente fueron hasta la refinería. En una de sus áreas se efectuó el acto con motivo de la reactivación de la planta y el reinicio de la producción de los derivados del petróleo.
Esa industria fue una de las grandes inversiones iniciada a finales de la década de 1970 con la colaboración de la desaparecida Unión Soviética (URSS). Su etapa de proyección, microlocalización y movimiento de tierra inició en el período de 1977 a 1983, mientras su construcción y montaje tuvo lugar de 1983 a 1990.
Operó de manera intermitente desde 1991 hasta abril de 1995, cuando el Gobierno cubano, en pleno período especial, decidió paralizar sus motores y proceder a su conservación a la espera de mejores tiempos económicos. La situación no era propicia para intentar proseguir las operaciones debido a la suspensión de los embarques de petróleo soviético.
La economía cubana necesitaba la refinación del carburante en la planta de Cienfuegos, con una capacidad instalada de 3 millones de toneladas anuales. Las tentativas de crear empresas mixtas con naciones extranjeras se desplomaron, algunas incluso poco antes de firmar los convenios.
Pero surgió el ALBA y se hizo patente la solidaridad de Venezuela y la mano solidaria de Chávez, el mejor amigo de Cuba. Y a finales del año 2007 la torre volvió a echar humo y evidenció que la reactivación del equipamiento fabril era una realidad.
Hoy la planta cienfueguera, caracterizada sobre todo por su eficiencia y satisfactorios resultados integrales, opera favorablemente y garantiza el suministro de los derivados del petróleo que necesita el mercado local, sin riesgos para continuar la producción de manera estable.