Como cada 10 de diciembre la ONU hace un llamado a que se cumplan los derechos que están recogidos en la Declaración Universal de Derechos Humanos, un documento adoptado ese día de 1948 en la Asamblea General de las Naciones Unidas.
En esta fecha, recordemos aquella huelga del Primero de Mayo de 1886 que terminó con una masacre y un juicio amañado contra participantes en aquella demanda de limitar la jornada de trabajo a ocho horas.
El 10 de diciembre (Día de los Derechos Humanos) y el primero de mayo (Día Internacional de los Trabajadores) están indisolublemente vinculados, pues las masas asalariadas lucharon prolongadamente por sus derechos aunque en el lugar donde ocurrieron los principales acontecimientos evitan su conmemoración.
Para los trabajadores del mundo, tan emblemáticos son el 10 de diciembre como el primero de mayo, por eso, como homenaje a los Mártires de Chicago, no debemos perder de la memoria la vinculación entre ambas efemérides.
Como se recuerda:
En aquella época las condiciones de vida de los trabajadores en Europa y los EE.UU. no podían ser peores: la jornada laboral llegaba hasta las 16 horas (para muchos miles de hombres y mujeres la jornada se iniciaba a las 4 de la madrugada y terminaba a las 8 de la noche); el salario era escaso y sólo permitía ir malviviendo mientras había un puesto de trabajo en la Industria. En caso de cierre de la empresa, el destino para las familias obreras era el paro o la emigración. Sus hijos trabajaban desde los 6 años, y las mujeres de noche para completar el salario familiar. La miseria y la explotación eran un lugar común entre las clases trabajadoras, así como la represión policial. No es extraño, por lo tanto, que los obreros intentaran terminar con esta situación a partir de la década de 1880.
En el actual contexto cubano lleno de complejidades causadas por la pandemia, desastres naturales y accidentes, acrecentadas por el incremento del bloqueo, el movimiento sindical no necesita encabezar demandas por mejores condiciones laborales, sino que sus acciones están dirigidas a que la jornada laboral sea sagrada, y se haga realidad que el que trabaje y trabaje bien, hace revolución.
En este Día de los Derechos Humanos, hay un post como el siguiente en las redes sociales:
No solo hay que lograr generar más electricidad, también hay que conseguir que todos trabajemos y trabajemos bien.
Este texto ha generado estas opiniones:
Alfredo Perez:
Desde luego…Revolución es trabajo, trabajo y más trabajo!
Todo es posible con trabajo sistemático y enfocado a objetivos concretos…
Aristides Ramon Sotonavarro
Fue siempre la propuesta de Fidel, su constante bregar. Comprendió que no había otro camino que la eficiencia.
Y a la pregunta de si en 2023 lograremos hacer posible lo imposible, Alfredo Pérez afirma:
Es posible! La receta es trabajo, trabajo y más trabajo…
En resumen: Si algo reclaman los afiliados de la CTC en este Día de los Derechos Humanos, es que cese el hostigamiento por parte del gobierno de una nación tan poderosa como los Estados Unidos y dejen al pueblo cubano trabajar en paz
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