La magnitud de los daños provocados por el huracán Ian en Pinar del Río en la economía, palidecen al compararlos con el impacto sobre el fondo habitacional, tuvieron diversos grados de detrimento más de 100 mil viviendas, de ellas 10 mil 367 daños de menor magnitud.
Estas averías menores se refieren a pérdida de instalaciones hidráulicas, tanques para agua, una o dos fibras de techo o algún elemento de carpintería, por mencionar algunas.
Consideradas de mayor envergadura son los derrumbes totales y parciales de la vivienda o el techo, de las que tras un riguroso proceso de revisión y subsanación de errores de las informaciones iniciales se registran 91 mil 805.
Al cierre de noviembre, de las 12 mil 883 familias cuyas moradas sufrieron derrumbes totales, 53 ya tienen solución; así como nueve mil 53 pérdidas parciales de techo, 769 totales y mil 90 con daños de menor magnitud.
Para acelerar el proceso de recuperación, con énfasis en dar respuesta a los damnificados que perdieron completamente sus viviendas, se construyen en diversos sitios, fundamentalmente en Pinar del Río, Consolación del Sur y San Luis, comunidades con viviendas de tipología IV.
En ellas se reubican principalmente a quienes residían en zonas vulnerables, por ser proclives a inundaciones. Las empresas agroforestales de la provincia agilizan el proceso con la confección de módulos para viviendas desde uno hasta tres cuartos.
Quedan pendientes más de cinco mil derrumbes totales de huracanes anteriores, algunos con más de 20 años de espera, son familias que viven en facilidades temporales.
La provincia está avocada a perfeccionar el sistema de trabajo para que este programa avance en función de agilizar las soluciones, para lo que resulta indispensable el incremento de las producciones locales de materiales para la construcción, a partir de la utilización de recursos endógenos de forma sustentable, como pilar de la recuperación.