Parece que Francia quiere repetir el título de campeón mundial. Son un grupo contundente, que a veces sufre, pero que siempre genera la sensación de que puede hacer daño en cualquier momento.
Eso lo vivió una selección de Polonia que despelgó este domingo su mejor juego en todo el torneo. Sin embargo, no les alcanzó. Los galos fueron demasiado para ellos.
Wojciech Szczęsny empezó el partido aguantando los ataques franceses, y daba la impresión de que los polacos se dedicarían a defender. Lo normal. No obstante, pasados los primeros minutos, los de Czeslaw Michniewicz se atrevieron a atacar.
Propusieron el intercambio, respiraron cuando Szczęsny le negó un gol a Mbappé y Giroud se perdió una clara, y se llevaron las manos a la cabeza, incrédulos, ante una triple oportunidad que les pudo haber dado ventaja en el minuto 37. Lloris primero y luego la defensa sobre la línea de gol salvaron la caída del arco francés.
Para el equipo que no es favorito no hay nada peor que estar tan cerca y no poder llegar. Las dudas comienzan a aparecer. Como apareció Mbappé sobre el cierre del primer tiempo con un balón filtrado que Giroud mandó de zurda al fondo de las redes, para conseguir la ventaja y convertirse de paso en el máximo goleador histórico de la selección francesa (52), superando al legendario Thierry Henry.
En el complemento, Polonia no dejó de intentarlo, a veces con más timidez. Porque Mbappé, Griezmann y compañía estaban al acecho. Al 74, un intento de empate se convirtió en el 2-0.
La defensa francesa despejó y sobre la bomba central Giroud bajó la pelota como si fuera Karim Benzema. Encaró unos metros. Iban tres contra tres. A sus costados Dembélé y Mbappé. Cedió para el del Barça, que posteriormente le mandó la esférica a Mbappé en el balcón del área.
El 10 se tomó su tiempo, perfilándose, como si estuviera mutando en la tortuga ninja Donatello, y sacó un riflazo de derecha al primer palo que hizo parecer a Szczęsny un portero de cartón.
¡Y qué partido estaba jugando Griezmann! Omnipresente en cualquier zona del campo. Siendo sinónimo de fútbol de la misma manera que en su momento lo fueron Iniesta o Benzema, cuando otros se llevaban los focos.
Mientras, los polacos seguían con la maldita sensación de que en cualquier momento podrían recibir otro golpe. Quince minutos con ese molesto pensamiento, para que una vez más se hiciera realidad. Más bien para que Mbappé lo hiciera realidad: tiro de derecha buscando la escuadra del segundo palo. Tres por cero. Noveno gol de Donatello en Copas del Mundo, quinto en Catar, y Francia en cuartos de final.
Para la anécdota, el descuento de Polonia al 90+9, un penalti con suspenso que convirtió Lewandowski en el segundo intento.
Esta Francia da un poco de miedo. Menos mal que Mbappé no se fue al Madrid, hubiera sido insoportable.
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