Por Ramón Barreras Ferrán
Ese tema, desde hace muchos años, es un asunto llevado y traído en el quehacer de ese sector y requiere, por tanto, una nueva mirada y la mayor atención para reencontrar las causas. En la Primera Conferencia fue abordado, tanto en una de las comisiones como en la sesión plenaria final.
El Secretariado Nacional del SNTC concibió y aprobó hace algún tiempo un movimiento para elevar el eficaz cumplimento de los parámetros cualitativos, pero el punto no acaba de ponerse con exactitud sobre la i.
Y el problema persiste. ¿Cuáles son las causas que provocan ese comportamiento?
En opinión de expertos, investigadores y dirigentes sindicales con quienes he conversado sobre la calidad me han explicado que afloran causas conocidas: débil papel del inversionista, falta de exigencia y control, mala preparación de las obras, escasez de fuerza calificada, deficientes materiales y su llegada atrasada, violaciones tecnológicas, conformismo y el apuro por terminar los trabajos.
Y en un enjundioso editorial publicado hace algún tiempo en la Revista Obras, y que guardo desde entonces con celo, el autor preguntaba: ¿Cuánto cuesta la mala calidad? También subrayaba que alrededor de este campo todo está escrito y normado.
Las barreras aparecen a la hora de acatar la disciplina tecnológica, implementar el control, la exigencia, las buenas prácticas, el monitoreo de las labores, en fin, lograr que cada participante sea consecuente con su misión en el proceso constructivo.
Entonces no queda de otra: la Segunda Conferencia del SNTC —que ya comenzó en la base y el evento final se efectuará los días 19 y 20 de octubre del 2023— resultará esencial para entrarle de nuevo a tan importante asunto y, con todos los hierros, no quedarse chiquitos.