Doña Marta Abreu de Estévez, más que benefactora de la ciudad de Santa Clara, fue una gran patriota.
Su “excelsa virtud”, al decir de Fermín Valdés Domínguez , fue su desinteresada contribución a la causa por la independencia de Cuba.
Para Máximo Gómez su lugar en la historia de la patria era especial. De ella dijo: “No saben ustedes los villareños, los cubanos todos, cuál es el verdadero valor de esa señora. Si se sometiera a una deliberación en el Ejército Libertador el grado que a dama tan generosa habría de corresponder, yo me atrevo a afirmar que no hubiera sido difícil, se le asignaría el mismo grado que yo ostento: Generalísima”.
Con los seudónimos de Ignacio y Jimaguayú, ella y su hijo, respectivamente, encabezaron la lista de donantes a la Guerra Necesaria. Marta y su esposo Luis Estévez, desde fuera de Cuba estuvieron al tanto de los sucesos que ocurrían en el campo mambí, costearon pasajes y hospedajes para combatientes, donaron municiones, rifles, medicamentos, instrumental quirúrgico…
Al conocer la noticia de la muerte de Antonio Maceo se pronuncian de manera contundente ante el Partido Revolucionario Cubano: “Ante golpe tan doloroso y en horas como estas no podemos desfallecer, adelante, pongo a disposición 10 mil pesos”.
Marta regresó de París para ver ondear sola en El Morro la bandera cubana y es conocido que apoyó a su esposo cuando este decidió renunciar al cargo de vicepresidente de la República ante el entreguismo de Don Tomás Estrada Palma.
Su labor más conocida es la de benefactora. Se recuerdan aún las obras que en este sentido dejó en la ciudad del centro de Cuba; entre ellas, lavaderos, escuelas para niños pobres, asilo de ancianos, dispensario médico, la introducción de los adelantos de la ciencia de aquellos momentos como un observatorio meteorológico, la planta eléctrica, el ferrocarril.
El teatro La Caridad, joya arquitectónica, fue su obra mayor. La recaudación de las funciones del Coliseo era destinada a hacer el bien y sustentar las escuelas para niños pobres.
En el aniversario 177 de su natalicio, Santa Clara, la ciudad que amó, la recuerda con actividades culturales e históricas.
Junto a su estatua se ofrendan flores, se realizan conversatorios sobre su vida y obra. La universidad central, que lleva su nombre, también ha desarrollado actividades para recordarla.