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La Habana del ballet

Importantes figuras de la danza se reúnen por estos días en La Habana, sede del 27.º Festival Internacional de Ballet Alicia Alonso, convocadas por el prestigio de una cita que desafía las crisis para reafirmar la capacidad de resistencia del arte y su vocación integradora.

 

María Kotchetkova y Joaquín de Luz en Giselle. Foto: Yuris Nórido

 

Ha sido hermoso ver repleta la sala Avellaneda del Teatro Nacional de Cuba en la temporada de Giselle que comenzó el viernes, día del aniversario del Ballet Nacional de Cuba (BNC), y que se extenderá hasta el miércoles, justo cuando se celebren los 79 años del debut de Alicia en esa obra cumbre del repertorio universal.

Las entusiastas ovaciones del público tras cada presentación han sido testimonio de la calidad de los protagonistas, bailarines de significativa proyección internacional, del empeño fructífero de los artistas del BNC, y también de la vitalidad de un clásico, emblema de la tradición romántica, que en Cuba se baila en la famosa versión coreográfica de Alicia Alonso. Esa Giselle, que hace décadas fue montada por el mismísimo Ballet de la Ópera de París, no es solo patrimonio de la danza cubana, es orgullo de la nación.

El viernes la asumieron en sus roles titulares la cubana Anette Delgado (de probado empuje técnico y fuerte proyección escénica) y el cubano español Ricardo Castellanos, primera figura del Ballet Nacional de Noruega, que redondeó una interpretación de fuerte marcado lirismo.

El sábado fue el turno de la rusa María Kochetkova, estrella de grandes compañías internacionales, bailarina que aúna un delicado espíritu histriónico (muy al estilo de la pieza) y el virtuosismo extrovertido de su técnica. Junto a ella otra celebridad de la danza que ha bailado aquí en anteriores festivales, el español Joaquín de Luz, que hizo gala de una madurez interpretativa extraordinaria, una calidez, un dominio de los matices y una vitalidad que emocionaron nuevamente al público cubano.

Al cierre de esta edición bailaban la cubana Yolanda Correa, primera figura Staatsballett de Berlín, y el ruso Semyon Chudin, del Ballet del Bolshói, en una de las más esperadas actuaciones del 27o Festival Internacional de Ballet de La Habana Alicia Alonso. La temporada se reanuda el martes con Susanna Salvi (Ballet de la Ópera de Roma) y el cubano Dani Hernández, mientras que el miércoles subirán al escenario la directora del Ballet Nacional de Cuba, Viengsay Valdés y el italiano Jacopo Tissi (Ballet del Bolshói).

 

Melissa Hamilton (Royal Ballet) y el italiano Roberto Bolle en El otro Casanova, de Gianluca Schiavoni. Sala Covarrubias del Teatro Nacional. Foto: Yuris Nórido

 

Este fin de semana también comenzaron las presentaciones en la sala Covarrubias, con un programa concierto que devino fiesta del neoclasicismo. Bailarines internacionales alternaron con Acosta Danza y la bailarina cubana Catherine Zuaznábar (quien puso quizás la nota más contemporánea con su notable interpretación de Sacre, de Sandra Ramy), en una selección en la que primaron la fluidez y la elegancia de las líneas, el énfasis lírico y el trabajo de pareja que recrearon las peripecias del amor (o el desamor).

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