Casi en los sofocos finales del 2022 la lucha cubana se regala un brindis. La razón ya usted debe saberla si sigue de cerca el bregar de un deporte, que hace un buen puñado de ciclos olímpicos viene tributándose un buen puñado de alegrías.
Si no lo sabe se lo digo. Reinieris Salas y Reinieris Andrew ganaron medallas de oro y plata por ese orden, en el Torneo Internacional de Lucha Libre Dmitry Korkin 2022, con sede en Yakutsk, Rusia.
El triunfo de Salas (125 kg) tras superar a un gladiador local, es una excelente noticia para el colectivo técnico. El capitalino, bronce en Tokio 2020 subió de categoría en pos de aprovechar su calidad en el ciclo olímpico, que ya arrancó, y que tendrá el venidero año par de compromisos de importancia para el deporte criollo.
El primero será la cita centrocaribeña en El Salvador y el segundo los Juegos Panamericanos en Santiago de Chile. Salas debe “pasear” en la lid regional, pero en la continental deberá chocar con algún “hueso” norteamericano, de ahí que la oportunidad de probarse en Europa ha sido una cucharada de miel para las aspiraciones de la Isla en esa categoría.
Andrew (57 kg) quedó segundo, y con él los entrenadores de la selección nacional también aspiran a metas ambiciosas. Quedar segundo en una justa de reconocida calidad como la rusa ratifica su indudable talento y madurez. Elementos que si mezcla con estabilidad competitiva lo catapultarán al estrellato definitivo que muchos le auguran desde que era juvenil.
La lucha es uno de los deportes que históricamente nos ha disparado en lides de primer nivel. Es cierto que las notas del último mundial no fueron las esperadas, más este resultado en predios rusos invita a confiar con volver a alcanzar muchas buenas nuevas notas sobre el colchón.
