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Con Filo: Nominar soluciones

La nominación de delegados municipales al Poder Popular es un paso determinante para la efectividad del trabajo de gobierno desde la base hacia el próximo lustro.

Las propuestas de mujeres y hombres que quisiéramos como candidatos para integrar las Asambleas Municipales revisten particular relevancia en las actuales circunstancias que vive en país, así como para las transformaciones que se requieren a corto y mediano plazo.

 

Ilustración: Martirena

Durante los últimos tres años en particular, bajo los efectos del recrudecimiento del bloqueo, la pandemia de la Covid-19 y las complejidades de los procesos económicos que el país acomete, quedó más que demostrado lo determinante que resulta el trabajo de dirección en las comunidades, en particular la necesidad de fortalecer los liderazgos y las atribuciones de los delegados del Poder Popular.

Esas difíciles condiciones en las cuales el país ha tenido que desenvolverse han puesto también en evidencia muchas veces las debilidades y falencias en el desempeño de las estructuras de gobierno en los niveles municipales.

Con la nueva Constitución, además, no solo el tiempo de permanencia en estos cargos de delegados de circunscripción se extendió a cinco años, sino que el municipio como eslabón gubernamental ganó en relevancia política y administrativa, tanto por sus mayores atribuciones como por las exigencias que esto conlleva desde la propia ciudadanía.

La diferenciación entre las autoridades administrativas y las elegidas mediante el voto, en materia de deberes y funciones, requerirán de delegados que se invistan de un papel fiscalizador y de control mucho más activo, con todas las prerrogativas y exigencias que ello tiene que implicar.

Por tanto, las propuestas para personas nominadas a representar al electorado ante las asambleas municipales no puede ser el mero ejercicio de cumplir con un trámite formal de completar los dos candidatos que como mínimo deben existir en una circunscripción electoral, sino que amerita un análisis colectivo serio para hallar y comprometer a quienes mejores cualidades y condiciones tengan para ejercer esa labor.

El sistema del Poder Popular requiere además, de una continua mirada crítica que proponga vías cada vez más efectivas y apegadas a los tiempos con vistas a, su perfeccionamiento constante, incluyendo la forma en que se organizan los territorios, la división político administrativa en cada municipio y consejo popular, así como la propia naturaleza de esa responsabilidad del delegado. Corresponderá a las personas que propongamos y nominemos para representarnos, poner en su sitio a las administraciones y entidades locales, que deben llegar a sentir el peso de esa exigencia en nombre de la población, y saber que no responder a la autoridad del delegado tiene que tener consecuencias.

Se trata entonces de que cuando nos convoquen a nuestra asamblea, primero que todo acudamos, y después lo hagamos no solo por disciplina, o como una formalidad, o por rutina, sino conscientes de que más que proponer personas, estaremos así, nominando soluciones.

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