Entré al estadio Latinoamericano el sábado 22 de octubre y me dio una alegría tremenda que otra vez hubiera béisbol allí. La Primera Liga Élite había, por fin, arrancado con el duelo entre Portuarios y Agricultores, en el bien conocido Templo del Béisbol Cubano, que por cierto cumple 76 años el venidero miércoles 26 de octubre. ¿Alguien no pudo prever eso en el calendario y programar juego allí para esa fecha? No es empezar criticando, pero algo tan elemental… pasarlo por alto… en fin.
Para ser franco me sorprendió el público. Sin conocer el reporte oficial, entre dos y tres mil sería un buen cálculo. La mayoría vestido de azules y hasta con los atributos del equipo más odiado y amado de la pelota cubana, Industriales. Pero los Portuarios, que reúnen a buena parte de su nómina junto a los mejores de Mayabeque, no pudieron con los Agricultores del profesor Carlos Martí, por cierto, con un verde intenso que encandilaba los ojos y se alejaba de la primera impresión circulada por las redes del uniforme para la mixtura Las Tunas-Granma.
La primera victoria de los orientales (6-4) empezó con jonrón de Raico Santos y cristalizó con vuelacerca decisivo de Rafael Viñales (uno de los peloteros con el swing más limpio de nuestro béisbol), a la par que los discípulos de Michael González fallaban una y otra vez con hombres en circulación, en tanto Adrián Sosa cargó la derrota en rol de cerrador.
Este domingo, la dosis verde vino de abajo y no paró hasta tomar la punta en el sexto con racimo de tres carreras lo cual llevó a cuatro en el noveno. Del resto se encargó Leandro Martínez y Kelbis Rodríguez desde la lomita. La pizarra (4-2) fue vista por menos aficionados, aunque la calidad de ambos partidos enseñó más de lo mismo: más toques de bola de lo deseado por el mentor Martí; pobres batazos con oportunidad; y una producción de carreras basada en la fuerza, no en la combinación de construirla desde el primer hombre en el cajón de bateo de cada inning.
Hasta aquí el color del Latino. En tierra pinera, los Tabacaleros de Alexander Urquiola ratificaron su clásico color de tabaco e iniciaron con la misma fuerza de los vientos de Ian. Despacharon por barrida también a los Centrales (4-2 y 3-2) y el protagonismo recayó en Leonardo Urgellés (¿lo recuerdan? ¿Sí?, estuvo en la Liga Profesional de Japón, pero parece que su rendimiento no convenció a los nipones. Ahora el fin de semana fue el héroe con hit de oro de en el décimo capítulo para decidir el primer match; al tiempo que este domingo pegó un vuelacerca, valido para fumarse todos los comentarios que avizoraban un conjunto deprimido por los estragos del huracán Ian en buena parte de los territorios. Tabacaleros es de los favoritos a llegar a semifinales. Solo necesitan que le funcione más la ofensiva y la defensa.
Desde el la tierra holguinera, específicamente del estadio Calixto García, un reporte escueto (la página del beisbol cubano carece todavía de elementos fundamentales) da cuenta que Yordanis Samón definió en el sexto episodio el primer partido tras pegar un cuatroesquinazo sin nadie en bases. Los Ganaderos se impusieron por la mínima (1-0) y su color naranja no lo pudieron lucir el domingo porque llovió en demasía. Se reprogramó para este lunes.
Hasta aquí el resumen. Los números, las estadísticas, enseñan niveles de calidad superior a la Serie Nacional, lo cual era previsible. Pero es bien temprano todavía para apreciar si estamos en presencia del torneo deseado. Las incógnitas sobre esta Liga Elite recayeron casi siempre en el espectáculo que podía generar para una población deseosa de béisbol. No escuché ningún coro en el Latino. Ni apoyando a Agricultores, ni a Portuarios. No sé si en el Cristóbal Labra o el Calixto García sucedió lo mismo. Esto es quizás lo más preocupante. Las estrellas podrán salir al terreno, pero para quién, ¿para ellos? Sigo queriendo estar equivocado.
