El infortunio de una enfermedad se llevó la vida de la doctora Gloria Isabel Lara Calderín, Heroína del Trabajo de la República de Cuba, título honorífico otorgado a ella por su consagración plena a la asistencia médica en la provincia de Cienfuegos.
Se graduó en 1975, llegó a ser especialista de Segundo Grado en Medicina Interna y laboró durante muchos años en el policlínico Octavio de la Concepción y de la Pedraja, en la cabecera de ese territorio.
Sus pacientes daban fe reiterada de la exquisita atención y profesionalidad de la doctora Gloria, la que también asumió la función de inter consultante del Grupo Básico de Trabajo del Área de Salud y dedicaba parte considerable de su tiempo a la docencia en la formación de las nuevas generaciones de galenos integrados a las especialidades de Medicina Interna y Medicina General Integral. Fue además, una acuciosa investigadora.
En su extensa biografía sobresale su desempeño como coordinadora del Grupo de Control del Cáncer en el Área de Salud número tres. Logró excelentes resultados en la profilaxis y el control de casos. También estuvo a cargo del Equipo Multidisciplinario de Atención al Adulto Mayor.
Entre sus funciones laborales estuvo la coordinación del ensayo clínico de la vacuna contra el cáncer de pulmón
Fueron muchos los reconocimientos otorgados a ella, merecidamente, pero ninguno la enorgullesía tanto como la admiración y el respeto de los pacientes durante más de 30 años, entre quienes estuvo por unos meses quien escribe estas líneas, hasta que enfermó y dejó de trabajar. Doy fe plena de ello.
En una entrevista concedida a Trabajadores, hace ocho años, afirmamos que era de hablar pausado, reflexivo, seguro. Y afirmó: “El amor por el trabajo nació conmigo”.
Imposible resulta decirle adiós. Se impone un ¡hasta siempre doctora Gloria!