El colega Evelio Tellería Alfaro cuenta:
El éxodo y robo de técnicos, ingenieros y especialistas cubanos incitados por el gobierno de Estados Unidos se convirtió en espada de Damócles que amenazaba con paralizar fábricas, talleres e industrias completas.
“la falta de materias primas y las piezas de repuesto han sido los problemas fundamentales que hemos tenido”.
También aseguraba:
“con el trabajo de todos los obreros de todas las fábricas del país se han resuelto innúmeros problemas”
En 1961, trascendió el ámbito laboral para generalizarse también dentro de las familias de los trabajadores un llamado que lanzó el Guerrillero Heroico:
“Obrero, construye tu maquinaria”.
No fueron únicamente los trabajadores quienes no escatimaron esfuerzos para construir su maquinaria, pues esa exhortación se convirtió en un movimiento de masas que estimuló la creatividad también dentro de los hogares, donde hay soluciones puestas en práctica en todas las comunidades.
El movimiento sindical cubano merece el reconocimiento por las tareas desarrolladas en la ANIR (Asociación Nacional de Innovadores y Racionalizadores), pero también el haber multiplicado ese mismo ímpetu en el seno familiar, donde cotidianamente todos construyen y echan a andar una maquinaria que evita la paralización de la vida doméstica.
En resumen: en este aniversario 46 de la fundación de esa organización los días 7 y 8 de octubre de 1976, junto al homenaje a los aniristas, a los colectivos laborales, también merecen ser incluidos en el reconocimiento aquellos miembros del hogar que han hecho verdaderos inventos en “la maquinaria” de todos los días para cocinar, reutilizar el mismo recursos una y otra vez en dependencia de la necesidad, rejuvenecer la más antigua de las ropas pasadas de moda, reducir cada vez más lo que clasifica como desecho porque gracias a la ingeniosidad popular todo va siendo útil hasta en lo que nunca concibieron sus fabricantes.
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