San Juan y Martínez, el municipio de la provincia de Pinar del Río reconocido a escala mundial como «la Meca de Tabaco» por sus afamadas producciones y la virtuosidad de sus vegas, hoy alcanza distinta celebridad en el escenario nacional como una de las regiones más dañadas en el país tras el paso del huracán Ian. La ferocidad de los vientos del fenómeno meteorológico destruyó a su paso viviendas, arrasó con casas de tabaco, y barrió centros laborales y estudiantiles en este territorio; pero no con la voluntad y la perseverancia de su gente humilde.
Así lo comprobaron temprano en la mañana de este miércoles las diputadas Miriam Brito Sarroca y Arelys Santana Bello, presidentas de las comisiones de Órganos Locales y de Atención a la Juventud, la Niñez y los Derechos de Igualdad de la Mujer de la Asamblea Nacional del Poder Popular, respectivamente. En un breve intercambio con la Vicepresidenta del Consejo de Defensa Municipal, Alina Pérez Fernández, conocieron cómo marcha la recuperación, con datos oficiales compartidos en el encuentro sostenido en la sede de la Asamblea Municipal.
Sin embargo, decidieron comprobarlo por sí mismas andando sus calles, conversando con sus habitantes y compartiendo con las brigadas de trabajadores eléctricos, soldados y pobladores que acometen la labor recuperativa. Entonces, las historias de heroísmo cotidiano brotan en cualquier esquina…
Frente al parque central de la ciudad, la administradora de una unidad gastronómica, junto a su colectivo conformado por otras cuatro mujeres, sacaron un caldero al portal del establecimiento para cocinar al carbón alimentos y, especialmente, dulce de arroz con leche para los linieros y demás personas que han llegado hasta esta región a «aportar su granito de arena». Además del exquisito postre, esta sanjuanera regala también una sonrisa a quienes entregan esfuerzo, sudor y trabajo duro «para levantar su patria chica» tras las profundas heridas dejadas por el ciclón.
A menos de cien metros, una brigada de trabajadores eléctricos está distribuida a lo largo de la carretera principal de la ciudad. Sobre escaleras y carros cestas resaltan a la vista los hombres con uniforme gris, quienes desafían las alturas en los postes de madera. La población, la vida de la ciudad, demandan energía tras varios días a oscuras. Es su misión devolverla y están dispuestos a cumplirla en el menor tiempo posible.
Estas anécdotas sobresalen por estos días en la urbe pinareña. Pero más allá de la ciudad cabecera, las parlamentarias quisieron apreciarlas también en uno de los diez consejos populares de San Juan y Martínez, de los más alejados del centro de la ciudad.
En Boca de Galafre: confianza y compromiso
Más de 3 200 habitantes y 57,4 km2 posee el consejo popular costero de Boca de Galafre. Pero hoy, los datos se contabilizan en total de afectaciones: 876 daños, 108 derrumbes totales, 521 parciales de techo y 356 techos totales, entre otros, estadística dominada a la perfección por Fabián Ramón Fuentes, joven de 37 años presidente del consejo popular.
En provechoso diálogo con el delegado de la circunscripción 65, Celestino Langüeña Mena, Miriam Brito y Arelys Santana conocieron que las principales preocupaciones de la población se concentran hoy en el abasto de agua, al no contar con una bomba hidráulica en la comunidad, y en que el técnico de la vivienda no ha podido recorrer aún la zona para certificar las afectaciones a los inmuebles. Tras el intenso debate, el campesino Julio Cabrera contribuyó con una bomba de su finca, porque las «soluciones tenemos que encontrarlas nosotros mismos, siempre que estén en nuestras manos, y lo primero es la vida de la población».
Las diputadas caminaron los barrios para dar aliento, entraron en las viviendas afectadas para observar la magnitud de los daños y escuchar las experiencias de estos sanjuaneros habitantes del lugar conocido como Galafre Nuevo. A pesar de oír las vivencias sobre la fuerza de los vendavales, de ver casas destruidas o sin techos, como la imagen característica del vecindario, o los colchones y almohadas secándose a los rayos de Sol; ninguna historia impresiona más que la de Maurilo Royero Orraca.
–11:30 p.m. Los vecinos llaman a Maurilo ante la intensidad de los vientos a refugiarse con ellos en su vivienda. Treinta minutos después, un inmenso árbol cayó sobre la casa de Maurilo, destruyendo su morada completamente.
Hoy, este hombre, probablemente, debe la vida a la solidaridad de sus vecinos, que lo rescataron de este fatal accidente en las horas difíciles. ¡Historias que engrandecen y distinguen a nuestra Patria! No por cotidianas, dejan de ser asombrosas.
«Soy humilde. Lo que más siento hoy es que se hayan dañado mis libros», dice este lector riguroso y que cumplió misión internacionalista en Angola. Los toma en sus manos, desde donde los tiene secándose a la luz del sol, y muestra, entre ellos, la Constitución de la República–. «Se cayó mi casa, pero lo que no se puede caer es nuestra historia», aseguró. A su vez, ratificó su plena seguridad en que la Revolución no dejará a nadie desamparado.
Luego de aquella emotiva historia, los propios vecinos acordaron ayudarlo a cortar el árbol caído y levantar una facilidad temporal para él, cuando llegue la motosierra asignada. Este resulta otro emotivo ejemplo de la solidaridad del barrio.
La jornada concluyó con la visita al Centro Mixto «Antonio Maceo», derribado por el huracán, donde se trazan las estrategias para el reinicio del curso escolar de los alumnos de preescolar a noveno grado; así como al Campismo Boca de Galafre que acoge a 61 linieros de la provincia Granma que apoyan las acciones del restablecimiento eléctrico en este municipio de Vueltabajo.
Brito Sarroca y Santana Bello estuvieron acompañadas en su estancia en San Juan y Martínez por Jesús Alberto Gorgoy Lugo, director de Gestión del Desarrollo Territorial en Pinar del Río.
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