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Europa: Crece amenaza de la ultraderecha

Mucho antes de de la pandemia del Coronavius los especialistas aseguraban la existencia de una crisis de sistema global construido hace décadas, incapaz de encarar los desafíos que enfrenta actualmente la humanidad.

 

Giorgia Meloni, nueva primera ministra italiana. Foto: Almayadeen

El cambio climático, la amenaza nuclear, la crisis migratoria, los conflictos armados, la disrupción tecnológica, la desigualdad y la pandemia son parte de la multiplicidad de crisis que un mundo dividido  es incapaz de resolver.

La lógica del «sálvese quien pueda» fue la primera reacción. Ciertos Estados económicamente poderosos confiscaron encargos, sobrepujaron precios, bloquearon envíos de suministros de bioseguridad y respiradores para el tratamiento de la enfermedad.

La ONU advirtió sobre riesgos de una debacle `económica que crearía mayores tensiones, particularmente en las sociedades frágiles y en países menos desarrollados,

Una situación tan extraordinaria como la pandemia requería una respuesta, también extraordinaria, con los más altos niveles de confianza, de coordinación, de cooperación, de legitimidad y de respuesta global. Nunca se dio.

 

¿Resurgimiento del fascismo?

Cercano ya el aniversario 80 del fin de la Segunda Guerra Mundial el resurgimiento de la extrema derecha preocupa en Europa, ante la presencia de movimientos de derecha y ultraderecha.

La preocupación aumentó con el triunfo en Italia, Giorgia Meloni, catapultada al cargo de primera ministra  por el frente derechista que ganó las lecciones recientemente en esa nación.

Ella preside el partido Hermanos de Italia y fue ministra de Juventud durante el gobierno de Berlusconi. Su organización tiene raíces políticas en el Movimiento Social Italiano, que surgió de las cenizas del fascismo de Mussolini, aunque niega ser fascista.

En la cercana Francia, Emmanuel Macron, advirtió sobre la «crisis de las democracias» que, en su opinión, se está extendiendo por Occidente. En esa nación estuvo a punto de ganar la presidencia la eterna candidata de la extrema derecha, Marine Le Pen.

Estas realidades sumadas al avance de similares fuerzas políticas y su presencia parlamentaria en más de la mitad de los países europeos y representación regional o local en toda Europa, salvo en Islandia e Irlanda, muestran el resurgimiento del fascismo.

Un claro ejemplo del peligro es que no tenían representación parlamentaria en el año 2010 en Estonia, Eslovenia, Eslovaquia, República Checa, Alemania, Francia, Portugal o España. Ahora no solo la tiene, sino que aspiran gobernar.

SUBT/ Necesidad de un orden mundial más justo

“Y es que basta repasar los acontecimientos para cerciorarse que a Europa lo que realmente le interesa es que los capitales fluyan, que las élites sigan manteniendo su hegemonía y que se puedan cumplir los acuerdos de vasallaje con Estados Unidos”, afirma otro especialista, sean o no ultraderechistas.

Los expertos coinciden en que mucho antes de que la pandemia sacudiera los cimientos sociales, económicos y financieros de todo el planeta, ya se hablaba de una crisis del sistema multilateral. La vieja arquitectura global construida hace 75 años es insuficiente para encarar los desafíos actuales.

El mundo cambia ante nuestros ojos y está en peligro. Los medios de comunicación al servicio de los intereses de quienes dominan el orden y reglas creadas por ellos, juegan su papel de desinformación para confundir a los pueblos.

Los que se consideran dueños de la democracia, los derechos humanos y rectores de la humanidad ven en peligro sus intereses y como fiera herida hacen todo lo necesario para que prevalezca ese mundo desigual que les ha permitido desarrollarse como naciones.

A fines de septiembre, durante una reunión virtual con los jefes de los servicios de inteligencia de la Comunidad de Estados Independiente (CEI), el presidente ruso Vladimir Putin alertó; “en las condiciones actuales se exacerban conflictos y surgen nuevos desafíos” y precisó; “un orden mundial más justo se está formando ante nuestros ojos”.

Europa Occidental, mediante su organización regional, la Unión Europea (UE), muestra preocupación por el crecimiento de la ultraderecha y salvo amenazas a varios de sus miembros, no se ocupa realmente de acabar con el peligro.

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