Últimamente en las redes digitales me tropiezo con textos pesimistas sobre Cuba, y estoy harta de sentir rabia hacia quienes escriben esta acumulación de desánimo. Si usted está desanimado es su derecho, pero no trate de contagiar a los demás con su falta de ánimo o su desidia. Por favor, respetémonos.
Leo por ahí «Cuba es un país hundido en la miseria y la desesperación». ¿Miseria? ¿En serio? Háblenle de miseria a los muchísimos africanos hambrientos y que aun viviendo en un continente bendecido con recursos naturales han visto cómo su vida no mejora mientras otros saquean las riquezas, otros que no nacieron en África o, por lo menos, sus ancestros no lo hicieron. ¿Desesperación? Puede haber algunos desesperados pero, por favor, no hablen por mí, ni por otros que no nos sentimos desesperados.
«Cuba es una cola, es un rostro triste». Es verdad que el desabastecimiento trae consigo largas colas para adquirir los escasos productos, pero sé que el cubano en una cola se entera de los últimos chismes, se ríe de los mejores chistes, y hasta en medio de la espera crea alguno a partir de algo que acaba de ocurrir mientras la larga fila avanza poco. No veo rostros tristes, aunque sí preocupados y algunos agobiados, pero bastan algunas palabras del vecino jodedor que tenemos cerca para que aflore la sonrisa. Porque el cubano es risa, es bulla, es echar pa’lante ante cada problema, es reírse de su propia desgracia, es la eterna valentía y perseverancia del ave fénix, que después de consumirse en el fuego, se levanta de sus propias cenizas.
«Cuba es digna de lástima» dice uno de los escritos que leí recientemente y entonces me sonrío recordando los muchos amigos extranjeros que tiene esta islita del Caribe para los cuales somos luz y guía. Me vienen a la mente los italianos que en la pandemia fueron salvados por los cubanos o los enfermos del ébola en África. O los miles que gracias al Programa Yo Sí Puedo aprendieron a escribir y a leer.
Dice esta persona desanimada que «Cuba es dolor». Quizás es dolor para él, y no voy a negarlo, quizás con las carencias actuales hay algunos dolidos, pero eso no significa que Cuba es dolor. Para mí Cuba es amor y esperanza y mucho valor.
Son valientes los pinareños que no se sentaron a llorar las pérdidas sino se pusieron a trabajar para recuperarse aunque saben que les tomará tiempo. Valientes los eléctricos todos, que desde el lugar en que están buscan todas las soluciones para todos los problemas. Valientes los jóvenes que dan un paso al frente en muchísimas tareas de producción, recuperación, etc. Valientes nuestros médicos que con escasísimos recursos trabajan todos los días por salvar y sanar.
El que quiera que se desanime, que vea el vaso medio vacío. Yo siempre lo veré medio lleno, y sé que no soy la única.
Ánimo, hermanos, de esto también saldremos.
(Tomado del Facebook de Iraida Cubana)