Ha fallecido en La Habana la gran Aurora Basnuevo, actriz primerísima del teatro, el cabaret, el cine, la radio y la televisión. Comediante de primera línea. Artista consagrada a su obra. Más que popular, amada por generaciones completas de cubanos.
Ha muerto La mulatísima, la Estervina de Alegrías de Sobremesa, la figura del teatro vernáculo y el teatro musical, la humorista que también estremecía desde el drama, la mujer franca y abierta, simpática y extrovertida. La cultura cubana ha perdido hoy a una de sus imprescindibles.
Aurora Basnuevo encarnó por décadas el espíritu festivo de esta nación, y también su capacidad de resiliencia. Siempre estuvo, y ese es otro de sus grandes méritos.
Junto a su inseparable Mario Limonta conformó una de las parejas de referencia del arte cubano. Sus estampas hicieron reír a millones de cubanos, siempre con la gracia, la picardía y el buen gusto de la mejor tradición del humor de estas tierras. Jamás hizo concesiones: no las necesitó, su arte estaba enraizado en la identidad de su gente. Su cubanía era indiscutible. Bastaba con verla, escucharla.
Desde sus primeras apariciones como aficionada en la Televisión Cubana, en la antigua CMQ, sorprendió por su versatilidad y proyección escénica. Pronto haría teatro, en la compañía Rita Montaner. Y después, de la mano de Roberto Robreño y Enrique Núñez Rodríguez, llegó al teatro Martí, donde mostró sus credenciales junto a los grandes del teatro vernáculo cubano.
La radio fue uno de sus grandes amores. Todas las noches divertía con las ocurrencias de su Estervina a los cientos de miles de oyentes de Alegrías de sobremesa, en Radio Progreso. Junto al escritor Alberto Luberta consolidó un idiolecto único, inconfundible. Hizo extraordinarios aportes al lenguaje coloquial de los cubanos, frases que la gente hacía suyas: ¡Con sumo gusto y sana distinción! ¡Me encanta! Su expresiva carcajada será uno de los clásicos del humor cubano.
En la televisión tuvo también un gran itinerario. En espacios como San Nicolás del Peladero hizo honores al célebre personaje de la mulata. Se le recuerda también en Así era entonces, y en varias telenovelas. Su versatilidad se manifestó en roles dramáticos en todos los medios: la contundencia de una actriz. Su filmografía incluye más de una decena de películas, bajo la dirección de directores emblemáticos.
La música y el magisterio fueron sus otras pasiones, desde la juventud. Y ella fue, incluso fuera de las aulas, siempre una maestra.
Cuba despide con dolor a una de sus más queridas actrices. Nunca se comportó como una diva, y era una artista excepcional. Recibió grandes reconocimientos institucionales, como los Premios Nacionales del Humor y la Radio. Pero nada es comparable con el cariño de sus compatriotas, que la sabían cercana, familiar, íntima. Aurora Basnuevo será siempre símbolo de su pueblo.