Pocas veces un plan diseñado antes de un partido sale tan perfecto. El Barça necesitaba los tres puntos en Cádiz para intimidar al Real Madrid en la lucha por la cabeza de LaLiga, pero también era importante dosificar jugadores de cara a la visita del martes al Bayern, hacer ver a los menos habituales que pueden ser importantes y dar la primera oportunidad a los recién llegados Bellerín y Marcos Alonso. Todo eso le salió bien a Xavi Hernández en un partido más serio que brillante con cuatro goles en la segunda parte de Frenkie de Jong, Lewandowski, Ansu Fati y Dembélé.
Xavi Hernández hizo rotaciones, tal y como se esperaba como concepto, pero reservó de inicio a jugadores que pocos imaginaban como suplentes en el Nuevo Mirandilla, como Koundé, Eric y Lewandowski, dejando claro que el Bayern-Barça del próximo martes tiene una especial importancia para él. Más previsible era que Pedri y Dembélé se tomaran un descanso. Entre unas cosas y otras, un once raro y tres debutantes esta temporada como titulares: Bellerín, en su estreno como azulgrana, Piqué y Memphis.
Y eso que el Cádiz, con un cero en el casillero de puntos y goles tras cuatro jornadas, infundía el respeto de su apasionada afición, que llenó el estadio pese a todo, y a la extraordinaria racha contra el Barça desde su regreso a Primera en 2020: cuatro partidos seguidos sin perder ante el equipo azulgrana, con dos victorias y dos empates.
La primera incógnita táctica por la suplencia de ‘Lewy‘ se resolvió pronto: Memphis se colocó de ‘9’, con Raphinha en la derecha y Ferran en la izquierda. No funcionó ese tridente, aunque un momento puntual lo pudo cambiar todo: tras un robo de Gavi en el 8′, Raphinha envió un zurdazo raso al poste y el rechace lo ajustó Ferran a un poste, cn mano milagrosa de Ledesma. Pero en general vivieron peleados con el gol. Lo poco que generó el Barça en la primera parte, no lo aprovecharon. Ferran no reaccionó tras un par de buenos centros laterales, Raphinha remató a las nubes en posición de ventaja y Memphis perdonó dos goles con remates inocentes, uno de ellos tras una dejada de Araujo en un córner y otro tras servicio de Busquets.
Tampoco había acierto en el pase final desde la media, aunque sí dominio y otro partidazo de Gavi, y por los menos la defensa, excepto en un susto inicial por un desajuste que acabó con varios rebotes, sí dio sensación de seguridad.
No pasaron muchas cosas más en una primera parte en la que Del Cerro Grande no quiso pitar un penalti de Alejo a Balde en el vértice del área grande, ingenuo, pero penalti, antes de que Ledesma volara en un centro envenenado de Memphis y de que a Ferran no le entrara su clásico disparo con la derecha desde la izquierda.
Xavi no hizo cambios tras el descanso pese a la necesidad del Barça, pensando que el acoso y derribo acabaría dando frutos, con Sergio contento con un 0-0 que permitía al Cádiz esperar su oportunidad en un despiste visitante o en una contra. Y la tuvo San Emeterio en el 53′ cuando un rechace le cayó en el área con todo de cara y disparó muy alto.
Y se cumplió una de las máximas del fútbol para alegría del Barça. Perdonó el pequeño y al instante marcó el grande. Un pase de la muerte de Gavi desde la línea de fondo lo desvió Ledesma hacia el área y De Jong marcó a portería vacía el 0-1 en el 55′.
Xavi no deshizo los cambios que tenía previstos con el 0-0 y tras el gol entraron Lewandowski, Dembélé y Pedri por Memphis, Ferran y Gavi, los dos primeros en busca de la sentencia y el tercero, en clave rotación del sevillano para Múnich.
Le salió bien el movimiento al técnico del Barça porque en el 65′ llegó el 0-2 obra, naturalmente, de Lewandowski, con oportunismo en boca de gol tras una jugada de Raphinha por la derecha que no pudo despejar Ledesma.