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Y sonaron las chavetas (+Video)

La lectora de la tabaquería LV-9 de Santa Clara, perteneciente a la Empresa Tabaco Torcido de Villa Clara, comenzó a leer el artículo primero del Código de las Familias, en el que se reconoce que las normas contenidas en este se aplican a las familias, cualquiera que sea la forma de organización que adopten y las relaciones jurídico-familiares que de ellas se deriven entre sus miembros. Y entonces se escuchó fuerte, en señal de aprobación, el sonido de las chavetas.

 

Virginia aseguró que votar Sí es hacerlo por el futuro de Cuba. Foto: Lourdes Rey

 

El tradicional aplauso tabaquero volvió a sentirse en otras ocasiones durante la lectura del documento. Se apoyaban así aquellas partes del texto que se refieren a las relaciones afectivas en general y no solo las consanguíneas. De igual modo fueron respaldados los pronunciamientos del instrumento legal que rechaza la violencia intrafamiliar, o los que se dedican a proteger los derechos de niños, niñas y adolescentes, los adultos mayores, las personas en situación de discapacidad, entre otros aspectos.

Otros artículos no tuvieron la misma suerte. Hubo quienes no coincidían. «Es que la galera es un escenario variopinto en el que convergen diversos tipos de familias, padres e hijos, esposos, personas divorciadas, parejas del mismo sexo», comentaron algunos trabajadores. Muy diversas, como la vida misma, fueron las opiniones, preocupaciones y hasta discrepancias.

«Pesan todavía los prejuicios, pero sabemos que en este Código se reconoce el derecho a la igualdad de todas las personas, sin discriminación por razones de edad, género, orientación sexual o cualquier otra condición», afirmó Lucy Santiesteban Valdés, la jefa de brigada.

Los tabaqueros tienen una cultura general particular, que les viene de esa tradición de escuchar y leer constantemente, mientras procesan la aromática hoja. Una lectura que durante varias jornadas se dedicó en este colectivo al Código de las Familias.

 

El Sí de los tabaqueros

Por estos días en la galera se retoma el tema, en virtud de la cercanía del 25 de septiembre, jornada pactada para el referendo con toda la población con vista a la aprobación del referido instrumento legal.

 

 

Varios trabajadores aseguraron que el Sí favorecerá un proyecto que protege a las personas que pudieran estar en alguna situación de desventaja en la vida familiar, a las que se les garantiza el respeto a sus derechos. Otros lo calificaron como inclusivo, humanista y concebido a partir del amor al ser humano.

Entre todos sobresalió una obrera que sin rodeos dijo: «Yo voto Sí». Era Virginia Alfonso Francia, una mujer de hablar exacto, de palabra clara y precisa.

Virginia, tabaquera de excelencia, por muchos años dirigente sindical, mientras torcía las brevas, aseguró:

«El asunto ya no es entender cada parte de la norma sino saber que en ella está el futuro de Cuba. En ese Sí estamos reflejados los tabaqueros cubanos, estamos todos, mis hijos, mis padres. Es muy bueno tener un documento como este que ampara a todos».

Después de sus palabras, espontáneamente y al unísono, sonaron fuertes las chavetas en la galera.

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