Dicen que es coqueta y pícara, que seduce y atrapa con artimañas intangibles. Tiene embrujos, sortilegios, modos especiales de penetrar y quedarse dentro, allá en lo profundo, donde el corazón y el alma se funden en la urgencia de estar junto a ella a toda hora, cualesquiera de los días, sin miramientos de circunstancias.
Vaya dama que resiste el tiempo, que juguetea con él, que no se deja vencer por el paso del años. Vaya capacidad que tiene de atemperarse a la modernidad sin perder su esencia misma.
Qué clase de señora esta, de palabras, de silencios, de sonidos…
Tiene un millón de amantes que la siguen y persiguen, y ella, mágica como es, les regala a todos un poquito de lo mucho que tiene para dar, les tiende los brazos, les ayuda, les complace.
Nadie como ella para ser de uno y de todos a la vez. Nadie como ella para enamorar, alegrar, alentar, guiar, enseñar. Nadie como ella para llevarnos al éxtasis sin capacidad alguna para resistirnos ante sus propuestas y por fuerza mayor, en este 22 de agosto, sentirnos obligados a decir: Felices 100 años, radio cubana.