Desde hace 23 años la familia Nápoles Castro tiene bien definido el destino de sus vacaciones, y aún cuando los más jóvenes integrantes han probado suerte por otros rumbos, William y Mikela, los horcones del hogar, siempre terminan yendo a donde más les gusta veranear: el campismo Loma Blanca, ubicado en el santiaguero municipio de Segundo Frente.
Se confiesan clientes VIP porque así se sienten atendidos: “buen trato, excelente diversión, alimentación con calidad, tranquilidad, higiene… por eso repetimos una y otra vez”, comenta él mientras su esposa lo confirma con un gesto.
Ellos no son los únicos, otros tantos residentes en los nueve municipios de la provincia de Santiago de Cuba, y de otros territorios también, se sienten tentados a visitar esa instalación, no por gusto considerada entre las de mejores desempeños en la Empresa de Campismo Popular en este suroriental territorio.
Los resultados numéricos los confirman tanto en el índice de ocupación, como en el cumplimiento de los planes, además del pago por resultados a los trabajadores de manera trimestral.
Yasmari García Calzado, jefa de brigada de alojamiento, asegura que el colectivo anda motivado y no cejan en la búsqueda de nuevos caminos para crecer en ofertas, en satisfacción de los clientes y en ingresos para la unidad y los trabajadores.
“Las medidas que flexibilizan la gestión administrativa en la empresa estatal socialista nos han beneficiado mucho, comenta Yaniuska Oris Torres, directora del campismo Loma Blanca, gracias a eso tenemos contrato directo con varias estructuras productivas cercanas que nos suministras desde carbón, leña, cárnicos, viandas, frutas, vegetales, en volúmenes que nos ha permitido, incluso, transferir a instalaciones de otros municipios y así nos apoyamos mutuamente”.
Desde la cocina Alexis Del Pino, el chef de Loma Blanca, con la guía de Yurislaydis Velázquez, la subdirectora de servicios, se encargan de “sacarle el máximo de rendimiento a cada producto”, logrando variedad de propuestas que llegan lo mismo en los horarios de desayuno, almuerzo y comida, que por intermedio de una cafetería, siempre con ofertas diversas.
Apoyo fundamental a esto, junto con el buen sazón, resulta lo que se siembra y cosecha en el entorno de la instalación, favorecida por una tierra pródiga donde crecen diversidad de plátanos, aguacate, calabaza, plantas condimentales y medicinales, guayaba y más.
Complementa las propuestas de Loma Blanca una animación que con mucho ingenio logra sortear los momentos complejos a los que se enfrentan trabajadores y campistas en medio de la reiterada ausencia de energía eléctrica en varios horarios del día y de la noche.
“No vaya usted a creer que es fácil, porque las personas vienen a desconectar un poco de la cotidianidad y acá se tropiezan con el mismo problema de la situación energética, pero no nos faltan iniciativas que bien agradecen.
“Está por ejemplo la noche con fogata, incluso con antorchas, ponemos unos bafles recargables que tenemos y ahí la gente amanece bailando, o haciendo cuentos; igual está el atractivo del río, que ahora con estas lluvias luce como nos gusta a los cubanos para un chapuzón refrescante, igual hay diseñado senderos alrededor del campismo para caminatas, así como la visita al Complejo Histórico Segundo Frente, con el museo y el mausoleo, esta última con el apoyo de la dirección municipal del Transporte”.
En cada ciclo de alojamiento, de lunes a jueves y de jueves a lunes, un equipo de trabajo se encarga de sondear el criterio de los clientes en torno a los ofrecimientos de Loma Blanca, y el saldo es mayoritariamente positivo.
Por estos días finales de agosto ponen el extra para un cierre del verano con todos de altura, que deje en los asiduos y en los nuevos que llegan, el gusto por regresar sin importar momento del calendario, en tanto las puertas de Loma Blanca y sus 38 habitaciones están abiertas todo el año con esa apuesta propia del Campismo Popular: Juntos por naturaleza.