Tal vez pocos conozcan que en una fecha tan temprana como mayo de 1959 , después de participar en la Conferencia del Consejo Económico de los Veintiuno efectuada en Argentina, Fidel hizo escala en Uruguay en lo que se convirtió en la primera ocasión en que el líder de la Revolución cubana acudió al escenario de un desastre natural.
Al llegar allí, el 3 de mayo de ese año, en medio de las muestras de cariño y admiración hacia su figura y el asedio de los periodistas, manifestó su deseo de trasladarse a Tacuarembó donde las intensas lluvias habían generado grandes inundaciones. El episodio fue narrado por el periodista Luis Báez quien describe cuando acudió a las extensas zonas arrasadas por las inundaciones:
“Habla con los damnificados. Su presencia contribuye a levantar los ánimos. En Chamberlain, una de las ciudades afectadas por la crecida, el primer ministro (Fidel había asumido ese cargo en febrero) elogia el esfuerzo de los comandos de emergencia del Ejército que auxilian a las víctimas del desastre. Las tropas en formación, le rinden honores a los acordes del himno nacional del Uruguay. –Esta misión, comenta Fidel, ayudar y servir al pueblo en su infortunio, es la más alta tarea que puede realizar un ejército en América”.
A su regreso a la patria, orientó donar a nombre de la Reforma Agraria, 20 mil pesos para los campesinos uruguayos, lo que fue el primer gesto solidario de la Revolución cubana con un pueblo en situación de desastre.
En los lugares de mayor peligro, junto al pueblo
Ese fue el paso del ciclón Flora que penetró en la Mayor de las Antillas el día 4 de octubre de 1963 y salió en la mañana del día 8. Su trayectoria- según datos del referido autor – condujo a que su centro y casi toda su circulación permaneciese sobre las entonces provincias de Oriente y Camagüey por 110 horas, mientras descargaba volúmenes de precipitaciones en un área de 50 mil kilómetros cuadrados.
Solo en un día, el 5 de octubre, se registró un acumulado máximo de 735 mm de lluvia. La imagen de Fidel sobre un tanque anfibio arrastrado por la corriente del río Cauto desbordado por las acción del ciclón, da la medida del peligro al que estuvo expuesto, pero no se detuvo en su recorrido para conocer la situación, dirigir las operaciones de rescate, organizar la atención a los damnificados con medicinas y alimentos que él mismo llegó a transportar.
Durante cinco días se trasladó en helicóptero, en tanquetas y vehículos anfibios, en un bote y hasta tuvo que nadar para salvar la vida. El periódico El Mundo reseñó que el anfibio en el que se trasladaba tropezó con un montículo invisible por estar cubierto de agua, y quedó escorado en medio de una corriente que amenazaba inundarlo y hundirlo.
Según testigos, el Comandante en Jefe se lanzó al agua y nadó largo rato hasta alcanzar la orilla hacia donde se dirigía, y siguió adelante.
No fue la única ocasión en que estuvo en riesgo
Detalles reveladores de la condición humana del líder fue que se negó a comer de los alimentos destinados a los damnificados y durante horas solo tomó agua y comió alguna galleta. Al llegar a un cayo estrecho rodeado de agua y fango, lugar donde a causa de la crecida un campesino había perdido su casa, a su esposa y tres hijos, Fidel al verlo cubierto solo por un raído pantalón, se quitó las botas y se las ofreció al hombre.
En un momento dado se desconocía dónde estaba el Comandante en Jefe. El comandante Juan Almeida fue en su búsqueda en un helicóptero, tras una angustiosa averiguación, lo encontró en un paraje inundado donde apenas resistía una vivienda sostenida sobre pilotes, y al quererlo rescatar, Fidel reclamó que primero salvaran a la familia que se encontraba allí aislada, aunque lo convencieron de ayudarlos después y de la necesidad de que él saliera de allí porque el pueblo estaba muy inquieto por su suerte.
Como explicaría más tarde Fidel en un comunicado, a pesar de los esfuerzos por disminuir los daños, las pérdidas humanas superaron las mil personas, y cuantiosos los recursos materiales. Esta experiencia motivó al Comandante en Jefe a iniciar la construcción de obras que represaran las aguas para evitar inundaciones.
A esta medida se le llamó en Cuba Voluntad Hidráulica y no solo evitaría los desbordamientos devastadores que provocó el Flora sino servirían para abastecer de agua a la población, la agricultura y la industria.
Un contingente único en el mundo
El huracán Katrina que en 2005 provocó la inundación de la ciudad de Nueva Orleans al romperse los diques de contención del lago Pontchartrain y el río Missisippi ocasionó un gran desastre humano: ahogados, muertos por el hambre y las enfermedades permanecían los habitantes de la zona, en su inmensa mayoría de escasos recursos, sin que recibieran atención médica de su gobierno.
Cuba sin embargo, reaccionó de inmediato ante el terrible suceso..: “Nuestro país –anunció Fidel–está listo para enviar en horas de la madrugada de esta noche 100 médicos generales y especialistas en Medicina General Integral los cuales estarían al amanecer de mañana sábado en el aeropuerto internacional de Houston, Texas, el más cercano a la región de la tragedia”.
Y agregaba: “Este personal médico dispone de la experiencia internacional y los conocimientos idiomáticos elementales para atender a los pacientes. Solo esperamos respuesta de las autoridades de Estados Unidos.»
Un comunicado de la cancillería cubana enviado poco después a la gobernadora de Luisiana, señalaba: “Deseo comunicarle que el personal cubano necesario ofrecido a los Estados Unidos para socorrer a la población y aliviar los sufrimientos de las víctimas del huracán Katrina hasta la cifra de 1 586 médicos de calificación y experiencia, con los medicamentos adecuados o cualquier otro que las circunstancias lo demanden, está listo para partir de inmediato por vía aérea hacia el estado de Luisiana tan pronto usted disponga de la autorización correspondiente de las autoridades federales.”
No hubo respuesta al ofrecimiento. No obstante, el Comandante en Jefe reaccionó con la creación el 19 de septiembre de 2005, del Contingente Internacional de Médicos Especializados en Situaciones de Desastres y Graves Epidemias “Henry Reeve”, único en el mundo, denominado así en honor al joven norteamericano solidario que viajó a Cuba para incorporarse a la guerra de independencia de los Diez Años y cayó heroicamente el 4 de agosto de 1876, tras haber alcanzado por su heroísmo los grados de general de brigada.
El Contingente, por los millones de pacientes atendidos en los más diversos lugares del planeta y las decenas de miles de vidas salvadas ha ganado el reconocimiento mundial.