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Evert frente a la agonía de la muerte

Evert Eduardo Díaz Suárez. Foto: Alejandro Acosta Hechavarría
Evert Eduardo Díaz Suárez. Foto: Alejandro Acosta Hechavarría

“El sábado, cuando ocurrió la ex­plosión, yo estaba allí, muy cerca de uno de los compañeros que aho­ra está grave. El calor era fuerte. De pronto aquello comenzó a sonar como un soplete al que le abren y cierran el oxígeno. Supe que algo muy peligroso estaba por venir. Sentí el ruido, me tiré al piso, una tapia me sirvió de parapeto, eso me salvó. Vi cómo la onda expansiva térmica alcanzaba a todo el que corría, por eso muchos tienen que­maduras en la espalda, la cabeza, detrás de las orejas…

“Dicen que en Matanzas se sin­tió el vapor, imagínate los que es­tábamos a unos metros. Pero eso solo duró unos segundos. Cuando me levanté, verifiqué que no hubie­ra indicios de otra explosión y traté de ayudar a los que tenía cerca.

“En la tarde, entré junto a otros compañeros en la zona sobre la que batía la columna de humo. El olor es peculiar, ni a quemado ni a pozo de petróleo, es una mezcla de azufre y algo más que se me ha im­pregnado en la memoria… Para en­trar humedecimos las mascarillas. Al salir, estaban cubiertas de una particulas irrespirables”.

Quien habla es Evert Eduardo Díaz Suárez, jefe del Centro de Di­rección de la UEB División Terri­torial Comercialización de Com­bustible Matanzas, que pertenece a Cupet. Tiene 25 años y desde hace tres coordina que las acciones ope­rativas y comerciales de su entidad lleguen a buen término, ya sea en los muelles, en la recepción y en­trega de combustible por oleoduc­to, en la descarga de los buques, en el bombeo, y más.

Estudió Tecnología de los pro­cesos industriales del petróleo y ahora cursa el tercer año de Inge­niería Industrial en la Universidad de Matanzas: “Desde la noche del 5 de agosto paralizamos todas las operaciones, se apagaron los cir­cuitos eléctricos por seguridad, y por la misma razón se evacuaron los buques que estaban en la ba­hía. Este domingo, debido a una contingencia, atracó un barco en el muelle de Bayona, que está más alejado, para evacuar algunas to­neladas de diésel”.

A la pregunta de por qué el fue­go alcanzó tan altas proporciones respondió que “una vez incendia­do el petróleo, ni con los depósitos repletos de agua hubiéramos po­dido evitar lo que sucedió. El oxí­geno del agua es combustible para las llamas. El crudo también con­tiene un porcentaje que va al fon­do del tanque por decantación. Al quemarse todo el petróleo, el agua hierve y se desborda como si fuera lava de volcán. Por eso, este tipo de fuego se controla mejor con espu­ma o con polvo químico seco, que sería lo ideal, eso le da en la yugu­lar al incendio. Con la espuma se va cercando el siniestro, estábamos en eso cuando ocurrió la explosión del sábado en la que perdimos los cuatro mejores carros que aplica­ban esa técnica en la región occi­dental. Quedaron destruidos”.

Los ocho depósitos de combus­tible lucen su domo como pincha­dos por alfileres, es el sistema de pararrayos que forma una especie de jaula faraday que los protege de descargas eléctricas, siempre que esté correctamente conectada a tierra. Varios expertos reitera­ron a Trabajadores que lo sucedido responde a una descarga insólita, superior a lo que el sistema podía soportar.

“Los tanques están diseñados para que, en caso de incendio, se active el sistema de extinción de manera automática, pero la des­carga deterioró esos mecanismos. Hubo válvulas a las cuales no po­díamos acceder”, explicó Evert.

“He vivido circunstancias complejas en mi vida, eso quizás me ha dado la ecuanimidad que te sorprende, pero esa madrugada del 6 de agosto nunca la podré ol­vidar. Vi a personas en la agonía de la muerte y no pude ayudarlos. So­mos la única entidad que en Cuba almacena combustible en depósi­tos de 50 mil metros cúbicos. He­mos perdido dos. El daño es gran­de… Hay que ver cómo quedan los demás, pero eso ya será una etapa posterior. Para entonces lo prime­ro será reactivar el anillo del siste­ma contraincendio”.

– Cada supertanquero está abrazado por un cubeto que posee una capacidad de contención que se corresponde con la del total del tanque más el 20 por ciento.

– Las hélices de los helicópteros tienden a detenerse ante tan altas temperaturas, lo cual limita su uso en incendio de grandes proporciones.

– Como medida de seguridad se cortó la electricidad en un área de la zona industrial, el propósito es que no se afectaran los grupos electrógenos conectados al sistema electro energético nacional, cuyas líneas pasa muy cerca del siniestro.

– Los tanques tienen un área efectiva de 4,3 metros cúbicos x cada milímetro, es decir, por cada 10 metros cúbicos tenemos más de 43 mil litros de combustible.

– Entre los heridos y desaparecidos hay dos operados y un jefe de turno, que está grave. El jefe del área comercial también tiene quemaduras en la espalada

– Hay unos cuantos con quemaduras leves. Roberto Morales tiene unas ampollas detrás de las orejas tremendas, porque es la parte que queda descubierta.

– Los primeros cuatro supertanqueros se construyeron entre 1986-87, los otros cuatro son de una inversión que se hizo entre el 2008 y el 2012.

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