«El fútbol es un deporte en el que juegan once contra once y siempre gana Alemania«. Esta vez la célebre frase de Gary Lineker no retrató la realidad de lo acontecido en Londres este domingo. Inglaterra levantó la primera Eurocopa femenina de su historia al doblegar a la poderosa Alemania, ocho veces campeona e imbatida hasta la fecha en una final.
Precisaron de una prórroga extenuante, pero las ‘pross’ hicieron bueno el dicho de que a la tercera va a la vencida. Dos veces se quedaron a las puertas del título (1984 y 2009), sin embargo en su tercera final, ante su afición y las 87.192 almas que llenaban las gradas de Wembley (entrada récord en una Euro), se coronaron como campeonas de Europa.
La gloria no recayó en su goleadora, Beth Mead, que venía de anotar seis goles y se llevó el MVP del torneo, sino de su relevo durante el encuentro, Chloe Kelly, quien puso el 2-1 definitivo antes de tener que llegar a los penaltis.
Lesión de Popp
La final en Wembley empezó con un jarrón de agua fría para Alemania con la lesión de Alexandra Popp. La estrella y capitana alemana, autora de seis goles en cinco partidos, sufrió un contratiempo muscular durante el calentamiento y tuvo que perderse el choque decisivo contra Inglaterra, un cruel final para una de las grandes protagonistas del torneo. De un plumazo, Alemania debía recurrir a Lea Schüller para paliar la ausencia de su mejor jugadora y como era lógico su juego se resintió.
El primer tiempo fue igualado, con dos equipos lejos de su mejor versión fruto de los nervios y la tensión. Fue Inglaterra quien se acercó primero con peligro a través de un cabezazo de Ellen White atrapado sin problemas por la portera alemana Merle Frohms.
La azulgrana Lucy Bronze apareció de forma providencial para desviar un peligroso tiro de Sara Däbritz que se colaba por la escuadra, el aviso de que Alemania estaba presente en el encuentro pese a esa mala noticia inicial.
Volvió a corroborarlo poco después a la salida de un córner que se paseó por delante de la meta inglesa y que forzó a su guardameta, Mary Earps, a mostrar sus felinos reflejos.
Inglaterra también supo zafarse de la excesiva vigilancia de Alemania y generó la ocasión más clara del primer acto con un disparo de White que se marchó por encima del travesaño.
Alemania mete una marcha más
El paso por los vestuarios sentó mejor a la selección alemana, que volvió al campo con una marcha más que las inglesas. La recién ingresada Tabea Wassmuth se plantó en un mano a mano ante Earps, pero le iba a faltar puntería en su definición.
Alemania metía miedo, aunque sin lograr hacer temblar a Inglaterra. Las ‘pross’ interrumpieron primero el juego alemán con sendas interrupciones y luego asestaron un golpe definitivo cuando Ella Toone colocó el 1-0 en el marcador. Apenas llevaba unos minutos sobre el terreno de juego cuando la delantera inglesa se sacó de la chistera una vaselina perfecta para desatar la locura en Wembley.
Magull empata
No obstante, Alemania no se iba a rendir y rápidamente se puso manos a la obra para nivelar de nuevo el partido. Lo rozó poco después con un tiro de Lina Magull que repelió el poste, pero el nombre de la futbolista iba a quedar inscrito en la final cuando en el 79′ la jugadora del Bayern colocó la puntera para embocar a gol un centro de Wassmuth.
Se abría un nuevo partido inevitablemente abocado a la prórroga, donde Inglaterra iba a ser más determinante y letal para asestar el golpe definitivo. Fue Chloe Kelly, quien había sustituido a la ‘pichichi’ Beth Mead, la que se erigió como heroína inglesa al embocar un balón suelto en el área de Alemania en el 110′, dando el título a la selección inglesa.