Él lo merece. Fue la voz pública del enfrentamiento a la pandemia provocada por la COVID-19 en Cuba. Día tras día estuvo en la TV y la radio, haciendo precisiones. Se metió en el corazón del pueblo.
Entonces es entendible que cuando expusieron unos audiovisuales en las pantallas gigantes de la tribuna principal del acto central nacional por el Día de la Rebeldía Nacional en Cienfuegos, cuando él compareció dos veces, las banderas del Movimiento 26 de Julio se agitaran continuamente en manos de los participantes y un murmullo de aprobación se hizo sentir.
Imagino que el Doctor Durán no reciba ese elogio a título personal, sino también a nombre de todos los colegas que estuvieron en la Zona Roja, los que apoyaron en los centros asistenciales, los directivos, chóferes, auxiliares de limpieza, pantristas, veladores de las medidas de seguridad…, y sobre todo, de los científicos creadores de las vacunas.
Pero honores a quien honor merece. El Doctor Francisco Durán se merece ese mar de banderas un 26 de Julio como este.
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