Se mire por donde se mire, el hipotético fichaje de Cristiano Ronaldo por el Atlético de Madrid supondría un terremoto en todos los ámbitos. El asunto tiene dividida a la afición, con un alto porcentaje de hinchas que no desean que el luso llegue al club colchonero. Un problema social en ciernes que se uniría a uno posiblemente económico y deportivo.
De hecho, entre las cosas que tendrían que suceder para que el portugués acabase de rojiblanco, tendrían que salir del Atlético varios futbolistas. Algunos nombres están en la cabeza de todos -casos como los de Álvaro Morata o Saúl Ñíguez-, pero habría que añadir más, especialmente en la parcela ofensiva. Y uno de esos nombres que suenan es el Antoine Griezmann.
Recordemos que el francés ni siquiera es propiedad del Atlético, pertenece al FC Barcelona, que sería el que tendría la última palabra. El club catalán no quiere al galo de regreso y quiere los 40 millones que se pactaron con el cuadro rojiblanco en caso de que entre la anterior campaña y la presente, el de Macon juegue más del 40% de los partidos (más de 45 minutos en cada uno de ellos).
Para el Atlético, el escenario de contar con el francés el curso venidero, más si no remonta el vuelo en sus números, es complejo. No sólo hablamos de un traspaso de 40 millones por un jugador de 32 años, sino una ficha de las más altas de la plantilla que puede disparar el asunto fácilmente a los 80 millones con el contrato que se le firme.
Es decir, es comprensible que en el club colchonero haya dudas en este sentido. El gran valedor de Griezmmann sigue siendo Simeone, para el que es un jugador importantísimo. Eso sí, si el argentino tuviese que elegir entre Cristiano y el francés…