«Este país no está detenido, ni nos vamos a detener», afirmó Miguel Díaz-Canel Bermúdez, Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y Presidente de la República al clausurar el Noveno Periodo Ordinario de Sesiones de la IX Legislatura de la Asamblea Nacional del Poder Popular.
Díaz Canel comenzó su discurso resaltando la importancia de la Sesión Ordinaria, que aprobó el Código de las Familias, el cual catalogó de un enorme paso de avance en nuestra sociedad pues recogen valores y principios trascendentales. Destacó todo el proceso llevado a cabo desde la Academia, aunque lo más importante es que recoge la savia de toda la nación.
Argumentó que millones de personas han vertido sus opinión. «Con esa consulta hemos ganado todos, porque esta norma legal es protectora para todas las personas», dijo, en tanto señaló que nos convertimos ahora en sus más fieles artífices. Esto será de gran utilidad para derivar otras políticas públicas. «Este Código que en septiembre pasará el referendo popular ha desarrollado algo extramendamente novedoso: los afectos y por eso ha sido llamado el Cód¡go de los Afectos», precisó.
Sobre la base de la protección de la dignidad humana, este Código reconoce el derecho a todos y todas; es además portador de nuevas energías. Mencionó que en el podemos encontrar no solo los derechos de los adultos mayores, sino que también se está pensando en los niños en cada artículo. Se enaltece la visión de los niños como sujetos de derecho, acotó.
El Código no busca la tolerancia, sino el respeto, el derecho a constituir una familia. Sienta las bases de un derecho familiar más democrático, más solidario y más responsable. Ejemplificó algunos aspectos específicos, pero señaló que no existe en nuestra región una norma juridica tan avanzada y de vanguardia.
Un aparte en sus palabras dedicó para destacar el papel de Vilma Espín, quien por muchos años luchó por aspectos que ya están recogidos en la formación cívica de hombres y mujeres del mañana. «La familia son expresión del más delicado tejido social, en ellas nos formamos y nos educamos. Nos dotan de altruismo, solidaridad y amor a la Patria».
El Código es una apuesta por la vida, es la concreción de la máxima martiana «con todos y para el bien de todos». Es un codigo de amor y de paz, definió antes de convocar al pueblo a votar sí el próximo mes de septiembre.
Otro momento de su intervención lo dedicó a la situación internacional, marcada por una agresión imperialista en el mundo, especialmente contra la Revolución Cubana. Denunció que el gobierno estadounidense por muchos años entrenó fuerzas para apoyar regímenes dictatoriales y ahora siguen intentando destruir el ejemplo indomable de Cuba.
Eso explica la agresividad contra Cuba, Venezuela y Nicaragua, apuntó. Es la razón de las exclusiones de la Cumbre de las Américas en Los Ángeles, pero al final funcionó una verdadera Cumbre de los Pueblos. Díaz-Canel fustigó nuevamente que no hay evidencia creíble para que el Gobierno estadounidense siga teniendo a Cuba en una lista como patrocinadora del terrorismo, según el departamento de Estado.
El Presidente de la República recordó la agresividad del gobierno de Trump con las medidas aplicadas, así como los planes de subversión ideológica contra nuestro pueblo, que llegan además a presionar a la comunidad cubana que vive en esa nación. «El gobierno de Estados Unidos intentó fomentar una nueva sublevación en Cuba en julio de este año y fracasó», afirmó.
Debemos acostumbrarnos a que el bloqueo va a durar y la solución a los problemas económicos hay que buscarlo con ese cerco, señaló Díaz-Canel, quien reiteró la disposición a tener relaciones beneficiosas entre nuestros dos países, pero sin renunciar a nuestra construcción socialista.
Lo más fácil sería entregar el país, pero nuestra lógica socialista es humanista, contraria a las exclusiones. Luchamos por una sociedad con mejoras económicas, pero también con mayor justicia social, puntualizó el también Primer Secretario del Comité Central del Partido.
Al referirse a las nuevas medidas anunciadas en esta Asamblea, consideró que aunque no se aprecia un aumento significativo de nuestra economía y ha aumentado la inflación y un mercado de divisas informal, el reto principal es la economía. «Hurge enfrentarlo revolucionando la Revolución», expresó.
Las medidas están orientadas a dinamizar el mercado interno y a la reactivación de la producción nacional. Enumeró algunas de las más signficativas, lo cual debe permitirnos disponer de mejores recursos financieros para atender personas vulnerables, cumplir compromisos con nuestros acreedores y hacer crecer nuestra economía.
Con respecto a la contingencia energética abordó con claridad que todavía quedan días díficiles, al tiempo que ponderó el heroísmo con que se trabaja en esas plantas. Ejemplificó algunas de las tareas más urgentes o prioridades en las que está envuelto el Gobierno, a las que sumó la soberanía alimentaria, las políticas para la juventud, entre otras. «Este país no está detenido, ni nos vamos a detener. Ni nos rendimos, ni nos dejaremos vencer», exclamó.
Díaz-Canel ratificó que cambiaremos lo que deba ser cambiado y adelantó que la próxima celebración del 26 de julio en Cienfuegos será otro momento para ratificar el apoyo del pueblo a su Revolución. «Nuestro deber es hacer que la Revolución avance y evitar que la Revolución se equivoque. Esa es nuestra pelea en la que esperamos que todos nos acompañe», concluyó.