MANAGUA, Nicaragua.- Cada 19 de julio Nicaragua es una fiesta, la fiesta de la Revolución rojinegra que hace 43 años devolvió la libertad a la tierra de Sandino. Y este martes, colofón de las celebraciones que han desbordado el país, no fue diferente.
La Plaza de la Revolución, emblemático sitio que atesora la Casa de los Pueblos, el Palacio de Cultura y la antigua Catedral de Managua, «sobreviviente» del terremoto de 1972, fue el lugar escogido para desarrollar el acto central en saludo a la victoria nicaragüense, que puso fin a una de las dictaduras más sangrientas de la región.
Con la caída de la tarde llegan a la Plaza el mandatario, Daniel Ortega, y la compañera vicepresidenta, Rosario Murillo. Las banderas del Frente Sandinista de Liberación Nacional, que están por todos lados, se agitan en las manos de hombres y mujeres, y la música cuenta historias de la Revolución.
Una a una, Rosario saluda a las delegaciones que han venido a compartir el júbilo sandinista. Y allí está Cuba, representada por el miembro del Buró Político y primer ministro, Manuel Marrero Cruz, y la viceministra de Relaciones Exteriores, Josefina Vidal Ferreiro.
Como «heroico e invencible pueblo», hermano inseparable de la Patria de Sandino, catalogó la vicepresidenta a la isla caribeña, al tiempo que mencionó, entre otras, a las comitivas de Venezuela y San Vicente y las Granadinas.
Al primer ministro de esta última nación, Ralph Gonsalves, le fue impuesta, a propósito de la ocasión, la Orden Augusto C. Sandino en su máximo grado, y el presidente nicaragüense coincidió en dedicarle a este líder regional el aniversario 43 de la Revolución Sandinista.
Entre una y otra intervención la música vuelve a ser el hilo conductor. La algarabía llena todos los espacios, como ya nos había dicho que ocurría cada 19 de julio, Verónica Muñoz Torres, comerciante de la avenida de Bolívar a Chávez, otra arteria de la ciudad en la que convergen casi todos los símbolos de la Revolución.
A su juicio, «el día de la victoria es una jornada muy especial que todo sandinista, todo simpatizante con el proceso revolucionario espera con ansias, y los emprendedores no escapamos a ese júbilo».
En ello también concordó su colega Berardo Fulgencio Flores, quien aseguró que «esta fecha la celebra toda Nicaragua, porque está clara de lo que significa: recuperación de la soberanía, la independencia, la igualdad, la solidaridad entre compañeros, y la hermandad».
Y también habló de continuidad, pues los jóvenes, en su opinión, saben por qué se peleó en la montaña, por un proyecto de país donde el pueblo es el protagonista, lo cual se traduce en más carreteras, más cosechas, más hospitales, más colegios y más educación.
Para Chamil Romero, trabajador de la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua, la celebración del triunfo sandinista forma parte de la idiosincrasia de este país centroamericano, y a la vanguardia va la juventud, consciente de la importancia de la historia, a la que siempre hay que volver, del socialismo, de la atención a los más desposeídos, brújulas que no pueden perder los revolucionarios.
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