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Nueva inversión: Casas de cultivo en Ceballos

La sostenibilidad de la producción de hortalizas para la venta a la población y el turismo tendrá como garantía el funcionamiento a corto plazo de las modernas casas de cultivo protegido que se Instalan en la Unidad Empresarial de Base productora de vegetales, perteneciente a la Empresa Agroindustrial Ceballos.

Estas nuevas casas abren camino hacia la diversificación de las producciones de vegetales y a la humanización del trabajo, destaca el ingeniero agrónomo Yunier Cruz Romo, especialista fitosanitario. Foto: José Luis Martínez Alejo

Están listas para la siembra cuatro de esas instalaciones, igual cantidad en la fase de preparación de la tierra y ocho en la etapa de montaje de su estructura. El módulo de las 16 casas abarcará cuatro hectáreas y serán beneficiadas con sistema de riego por goteo.

Aunque la tecnología está diseñada para todo tipo de verduras, será utilizada principalmente para pimiento, pepino y tomate, renglones élite de la UEB, con especial prioridad en la elevación de los rendimientos del tomate en el verano, afectados de por vida en esta temporada, debido a las altas temperaturas.

«Las nuevas casas están preparadas para una mejor fluidez del aire por el tipo de malla que poseen, por lo que se incrementará la producción y la calidad», explicó Jakeline Cajigal Favier, al frente de la UEB.

«Esta inversión deberá aportar más de 300 toneladas de diferentes hortalizas, en un ciclo rotativo de siembra entre tres y seis meses. Por ejemplo, de 18 toneladas de tomate por hectárea en verano, en invierno puede llegar a un máximo de 70», argumentó la ingeniera agrónoma.

La obrera Mayelín Pupo Feria atiende con gran optimismo áreas de pepino bajo techo, pese al rigor del verano en instalaciones de tecnologías obsoletas. Foto: José Luis Martínez Alejo

Las primeras áreas bajo techo serán sembradas de pepino. En la atención integral a este tipo de vegetal labora Mayelín Pupo Feria, pero en casas antiguas donde se superan hoy los 40 grados. Por eso, la obrera mira con optimismo hacia las nuevas «moradas» que se distinguen desde lejos por la intensidad de los rayos solares sobre las vigas metálicas del «caserío».

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