Con la luz del ingenio innovador, los trabajadores de la Central Eléctrica Las Tunas iluminan el camino y buscan soluciones para minimizar el impacto de los molestos apagones en la cotidianidad del pueblo y en el quehacer económico de la nación.
Gracias a la actitud con que su colectivo laboral asume los desafíos impuestos por la actual contingencia energética, la añeja y sobreexplotada tecnología de ese centro continúa brindando sus aportes a los esfuerzos del país por la recuperación.
Esta planta está adscripta a la Empresa de Mantenimiento a Grupos Electrógenos Fuel Oíl (Emgef), entidad que cuenta con otra similar en el poblado de Delicias (municipio de Puerto Padre), ambas subordinadas a la Unidad Empresarial de Base (UEB) Emgef Las Tunas, explica el ingeniero Químico Julio Pérez Rojas, su director.
Pérez Rojas cuenta que en la planta generan electricidad con fuel oíl, un recurso más económico, y que posee una potencia instalada de 30 megaWhat, aunque hoy solo aporta alrededor del 50 por ciento.
De frente a los obstáculos
Fundada en el 2005 dentro del programa de la Revolución Energética diseñada por Fidel, la central es parte de los grupos sincronizados al Sistema Eléctrico Nacional ideados para apoyar la generación en los horarios picos y junto a la de Delicias suman una potencia de 50,4 megaWhat.
Sin embargo, algunos motores han llegado al momento de sus mantenimientos capitales, que suponen la revisión técnica y el cambio de partes y piezas gastables, pero no han podido realizarse”, explica Pérez Rojas.
El directivo destaca que las carencias de piezas y partes se deben a los obstáculos impuestos por el bloqueo norteamericano a Cuba y a la difícil situación económica que atravesamos. “Esos recursos hay que gestionarlos en el exterior a través de terceros y cuando aparecen nos cuestan muy caros, lo que complica más la situación.
“Toda esta situación determina, incluso, que los mantenimientos específicos no podamos realizarlos con los rigores técnicos exigidos.
“Por eso no estamos a plena capacidad”, argumenta, y destaca el trabajo de los técnicos e innovadores, quienes buscan soluciones para mantener la vitalidad de la generación.
Cirujanos de hierros viejos
“Son cirujanos de hierros viejos, porque su labor exige precisión absoluta para garantizar el funcionamiento correcto de los equipos y para lograrlo necesitan instrumental especializado, que también nos falta, por lo que tienen que ingeniárselas para aplicar soluciones técnicas sin comprometer la tecnología.”
El ingeniero eléctrico Pedro Hernández Jiménez, dirige el área de Capital Humano en la UEB, y es fácil advertir que “no se le ha subido el cargo para la cabeza”, como acostumbramos decir. El overol y las manos atiborradas de grasa son la muestra más elocuente de su liderazgo y de la manera con que asume las complejas tareas que ejecuta. “Nosotros tenemos que velar por el funcionamiento preciso de bombas de trasiego, calderas, purificadoras, compresores, en resumen, de todos los medios fundamentales de la central”, refiere.
De la periferia al interior de la central
“Como la tecnología ha ido decayendo, las averías son más frecuentes”, exalta Pedro y encomia el trabajo conjunto con los integrantes de las otras cuatro brigadas de mecánicos y eléctricos que interrelacionan roles y enfrentan unidos los desafíos.
Inventar se ha convertido en rutina cotidiana, “todos los días estamos innovando porque faltan muchas cosas: tuercas, arandelas, tornillos… Para nosotros lo más importante es que trabajen los motores”, afirma resuelto el mecánico A Yobany Rivas, jefe de una de las brigadas, y a ese objetivo tributan sin escatimar sacrificios.
Osmani Casalí, director de la Central Eléctrica Las Tunas; y, Yordano Reyes, secretario general de la sección sindical, elogian el desempeño de los jóvenes del lugar, quienes representan casi el 60 por ciento de la fuerza laboral. “Su disposición es la mejor. Ante cualquier llamado acuden sin importarles la hora ni el día. Ellos son ejemplo y estímulo para todos nosotros”, confirman.
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