Al doctor Luis Enrique Alsina le llegó la noticia a través de su sindicato en el Hospital Oncológico y acudió a comprar la freidora de aire caliente para su madre, ya entre los últimos beneficiados de la Salud Pública.
“Es un estímulo por todo lo que hicimos durante la pandemia; muy provechoso, sobre todo para las trabajadoras, que a veces no tenemos ni tiempo para cocinar al llegar a la casa”, dijo por su parte Mercedes Fonseca Zamora, del grupo empresarial de aseguramiento a la Salud, otra de los 4 mil trabajadores de ese sector que pudieron adquirir el equipo, el cual hace un milagro tan útil en estos tiempos: ¡freír con poco o nada de aceite!
Lo más llamativo, no obstante, es que este utensilio doméstico se produjo en Cuba, como resultado de las 43 medidas que buscan incrementar la autonomía empresarial y la diversificación de las producciones industriales.
“Tenemos que ver todo lo que podamos fabricar para darle mayor satisfacción a nuestra población”, sintetizó Juan González Sotelo, técnico de calidad con más de 30 años de labor en la Empresa de Instrumentación y Control Industrial, más conocida por Midas, la marca que identifica también a la nueva freidora sin aceite.
Midas: ¿cocinar todo lo que toca?
Cuenta González Sotelo, integrante del consejo de dirección de Midas en su condición de trabajador destacado, que esa industria ubicada en Arroyo Naranjo, en La Habana, surgió en 1980 y tuvo un largo trayecto por diversas producciones, desde metros contadores, pizarras eléctricas, artículos de plástico y un largo etcétera. “Esta fábrica no paraba, llegó a tener tres turnos de trabajo”, rememoró.
Su más reciente apogeo lo vivió desde el año 2012, al asumir la producción masiva de las resistencias que utilizan las hornillas eléctricas como parte del programa de eficiencia energética. Hasta el 2019 fabricaban unas 900 mil unidades anuales de ese aditamento, tecnología que luego empezó a ser sustituida en el país por las cocinas de inducción, con un menor consumo de electricidad, lo cual redujo su plan hasta poco más de 200 mil resistencias en el 2022.
“A partir de las medidas que dan mayores facultades a las empresas, hicimos una cartera de proyectos con nuevos productos y servicios que podíamos asumir”, explicó Mayker Ricardo Medina González, director general de Midas desde hace tres años, con una trayectoria de 10 años en la entidad, a donde llegó procedente de la docencia desde el cercano politécnico Armando Mestre, dispuesto a “probarse” en la concreta como especialista energético.
“La freidora de aire es el primer producto nuevo que hace esta fábrica en más de 10 años. Recuerdo que hace un tiempo compré en las tiendas en pesos convertibles una similar de importación para mi mamá, porque ella no podía comer con grasa, y tuve la idea de hacerla aquí, porque su principio de funcionamiento es a partir del uso de una resistencia eléctrica”, contó el joven empresario.
Sin embargo, la idea de Mayker no se hizo factible hasta que el Grupo Empresarial Gelect, al cual pertenece Midas, recibió un financiamiento ascendente a 477 mil dólares, dispuesto por el gobierno central para emprender el diseño y fabricación del equipo. Ese proceso conllevó el estudio, contratación e importación durante el año 2021 de los componentes que no podía garantizar la industria nacional, para finalmente entre febrero y mediados de mayo de este año completar la producción de 15 mil freidoras.
“Estábamos casi interruptos. No había prácticamente producción. Imagínese entonces cómo acogimos este producto nuevo”, expresó Maydelín Leblanch Sánchez, secretaria general de la sección sindical en Midas, quien resaltó los resultados económicos de la entidad, que con una estrategia de diversificación y prestación de otros servicios técnicos especializados ha podido distribuir utilidades en todos los trimestres del 2021 y el primero de este año a los poco más de 150 trabajadores que mantienen laborando.
El colectivo de Midas sueña y trabaja para fabricar otros aparatos electrodomésticos en el país. “Todo lo que lleve una resistencia eléctrica como componente principal, queremos desarrollarlo”, apuntó el entusiasta director, quien tiene sobre una mesa en su oficina prototipos de sandwicheras, hornos, calentadores de agua, ducha portátil…
Le contraría bastante, sin embargo, que al buscar opciones para integrar piezas con otras industrias del patio, con demasiada frecuencia recibe como respuesta una negativa inmediata: nosotros no hacemos eso. “No te dicen siquiera, ven, vamos a sentarnos a analizar, deja ver qué podemos inventar”, reflexionó Medina González, para quien los aditamentos plásticos, con resinas y acabados de calidad serían la principal limitación a sus innovadores proyectos.
Otro aire también en la venta
Lo novedoso de la freidora de aire Midas no terminó con la asimilación de su tecnología por la empresa fabricante. La decisión de destinar los 15 mil equipos para la venta a los trabajadores de sectores con un elevado reconocimiento social es quizás lo más notorio de su impacto.
Fue una idea maravillosa, manifestó con entusiasmo Marlén Toyos Pérez, directora general de la Empresa Industrial de Equipos y Servicios Asociados (Eiesa), comercializadora mayorista del Ministerio de Comercio Interior, que por primera vez asumió una venta minorista directa al cliente.
Salud Pública, Biocubafarma, Educación, Defensa, organismos del sistema de justicia y control, organizaciones de masas y políticas, estuvieron entre las prioridades para la comercialización de los equipos, con lo cual se logró beneficiar a familias que de otra forma casi seguramente no habrían podido adquirirla.
“Cuatro mil freidoras vendimos, y hubiéramos querido más”, dijo el doctor Carlos Manuel Trujillo Mujica, director de cuadros del Ministerio de Salud Pública, al destacar la gran aceptación de esta iniciativa entre sus trabajadores, y también la dificultad que siempre conlleva tener que seleccionar para repartir algo.
La venta en tiendas o dependencias de los propios organismos beneficiados facilitó el proceso, con una atención directa por parte de Eiesa a más de la mitad de los clientes, para probar el equipo, explicar su funcionamiento y precisar los términos de la garantía.
Al precio de 4 mil 315 pesos cubanos, el útil electrodoméstico se sumó a los equipos del programa de cocción de alimentos con que el país trata de mejorar la calidad de vida de la población, en un primer lote que podría abrir el camino a otras posibilidades futuras de financiamiento para su fabricación más masiva.