La edición 55 de la Jornada Cucalambeana, que comenzó el 30 de junio en Las Tunas, concluyó ayer su amplio programa, que rindió tributo a la décima y a sus cultores, y estuvo dedicado a Juan Cristóbal Nápoles Fajardo, el más importante poeta bucólico del siglo XIX en Cuba, en ocasión de su 193 cumpleaños; a Jesús Orta Ruiz, el Indio Naborí, con motivo del centenario de su natalicio; y, a México como país.
El jolgorio dio sus primeras señales en la plaza Calé, desde donde partió —como en el año fundacional— la cabalgata, para anunciar que después de dos años en los dominios digitales, la fiesta suprema de nuestros hombres y mujeres del campo, volvía de manera presencial a sus sitios tradicionales. El recorrido terminó en el Museo Provincial Vicente García y muchos de los participantes siguieron hasta el teatro de esa institución donde se efectuó el coloquio Indio Naborí y su dimensión hispanoamericana.
Esa aproximación a la vida y obra del ilustre poeta, fundador y promotor incansable de estas jornadas estuvo guiada en un primer momento por su hijo Fidel Antonio Orta Pérez, poeta y director de la Oficina de Investigación y Promoción Cultural Indio Naborí, quien subrayó la influencia de el Cucalambé en el autor de sus días.
“Reviste para mí una importancia conmovedora este coloquio especial sobre la dimensión hispanoamericana de el Indio. Yo siempre digo que hay que ver primero su dimensión nacional, hasta en el pseudónimo es sinónimo de identidad nacional. Creo que eso es lo primero que hay que conocer, que forma parte del imaginario nacional cubano”, exaltó Orta Pérez.
“El Indio —afirmó— pasa ya por el fenómeno del mito, de la leyenda, y al mismo tiempo conoce los orígenes de la décima, su carácter de renovador de la décima de Espinel, tanto en Cuba como en Hispanoamérica. En él se cumple muy bien ese concepto de que cultura es identidad, identidad es nación, nación es patria, y después de esa singularidad pienso que viene la universalidad que tiene como poeta”.
La premiación del concurso de décima escrita Cucalambé, fue otro momento singular para los asistentes; y, en especial para la joven poetisa camagüeyana, neuróloga de profesión, Yadira Troche Nerey, ganadora del lauro entre las 43 obras enviadas con su cuaderno De abismos a Dios un canto.
En tanto, el concurso de jóvenes repentistas Justo Vega también animó la celebración y entre los 12 participantes resultaron ganadores, del primero al tercer lugares, en ese orden, Rainer Nodal Pérez (Ciego de Ávila), Anabeiby Rodríguez (Pinar del Río) y Yordan Quintero (Villa Clara). El Premio de la Popularidad lo obtuvo Eduardo Antonio Cruz Zamora (Villa Clara).
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