Matanzas.— El bloque unitario más eficiente del país atrajo al habanero Luis Alberto Alfonso Barrera tan pronto puso un pie en áreas de la matancera Central Termoeléctrica (CTE) Antonio Guiteras. Pudiera decirse que hay entre ellos una relación de padre a hijo o viceversa.
Allí se han concretado importantes sueños del joven, quien en el 2007 integró la plantilla como tornero del taller de maquinado y siete años después egresaba de la Universidad como ingeniero mecánico.
En pago a la realización profesional facilitada en la CTE, Luis Alberto pone a su servicio todo cuanto sabe. El especialista A de mantenimiento industrial se reconoce como un hombre natural, a quien le gusta dar el ejemplo, entregarse al quehacer diario, porque simplemente ama lo que hace.
Confiesa que le une a la CTE Guiteras una relación de familiaridad, que se siente feliz siendo de allí, pero que también es un sitio de continuo estrés, como si él y los demás imaginaran que en cualquier momento saldrán los achaques de la planta fundada en 1988, con 34 años a cuestas, casi en los 35, límite de su edad útil, según entendidos.
Si a ese envejecimiento se suma el tiempo sin un mantenimiento capital, pendiente hace más de una década, la tensión aumenta.
Quizás por eso Luis Alberto habla de las veces que la termoeléctrica aparece en sus sueños, para atormentarlo con la ocurrencia de percances, porque ni cuando está lejos de allí puede quitarse al plantel de la mente.
Sin embargo, el hombre de 49 años es de los que deja el buró siempre que hace falta para enfundarse en su “overol de campaña” y salir a ocuparse de cualquier desperfecto que atente contra el buen funcionamiento de las 3 mil 924 válvulas que a juzgar por los controles tiene la planta. Cumplen la función de proteger los equipos principales, una suerte de escoltas del rey que es el bloque, ilustra. “Nadie sufre ni las quiere tanto como yo”, afirma seguro.
Por varios factores, incluidos el bloqueo, no siempre se puede contar con las válvulas necesitadas, explica Luis Alberto. Esa situación los puso a correr cuando se afectaron dos vinculadas con las bombas de alimentación que, de no solucionarse como él y otros técnicos lo hicieron, se hubiese comprometido la carga del bloque. De dos millones de pesos resultó el efecto económico de la solución, ya con dos años de funcionamiento. “Agradezco haber nacido aquí como innovador”.
Admirado en su trabajo y amado en su hogar, Luis Alberto disfruta de la felicidad de tener vivos a sus progenitores, de haber forjado una linda familia, y del goce de haber pasado el Día de los Padres con los suyos, un lujo que no siempre se pueden dar quienes laboran en las CTE, y que Arletys, la menor de las dos hijas interpreta, como un gran regalo “al mejor papá del mundo”.
Juanita, gracias por compartir esta historia, felicitaciones para Luis Alberto y todos los trabajadores de ese imprescindible sector, que tanta dedicación y amor ponen en su labor.