Pudiera parecer una palabra muy fuerte, pero salvar es la adecuada para la agroindustria azucarera del país. A través de los años, por decisiones un tanto polémicas en opinión de muchos y debido a la falta de financiamiento para preservar y mejorar el equipamiento fabril y la producción de caña, ese sector ha disminuido de manera notable sus aportes económicos, considerados como muy importantes.
Los balances de la pasada zafra en las empresas y específicamente el de la provincia de Cienfuegos, al cual asistí, así lo evidencian. Son múltiples los problemas que se presentan y mínima la disponibilidad de materia prima en los campos.
Ese territorio registró los mejores resultados de la nación en la contienda 2021-2022. Y eso es muy loable. No obstante, incumplió el plan de producción y en 158 días de operaciones no se aprovechó adecuadamente la capacidad de molida de los tres centrales que estuvieron en operaciones: 14 de Julio, Ciudad Caracas y Antonio Sánchez, los que tampoco le extrajeron a la caña todo el contenido en azúcar posible.
De 67 mil 45 toneladas planificadas produjeron 58 mil 770, con solo un 52 % de utilización de la norma potencial de procesamiento. También resultó negativa la transportación de caña por ferrocarril debido al mal estado de las vías férreas.
En los años setenta y ochenta era pecado capital registrar un porcentaje como ese. La aspiración siempre era llegar o superar el 90 por ciento. Ahora atentan contra este, entre otros factores, la disponibilidad técnica de los medios de transportación y el mal estado de las vías férreas.
En el balance cienfueguero fue muy criticado el hurto de azúcar en los centrales. Una verdadera vergüenza. Ese delito afecta la moral e integridad de los colectivos que tanto esfuerzo realizan. A esos hechos hay que ponerles coto definitivamente. Asimismo, se refirieron a la indisciplina en el horario de inicio de los cortes, lo cual influye de manera negativa en el suministro de caña a los ingenios y en el cumplimiento de la tarea diaria, aspecto que anteriormente eran sagrados.
Para salvar la agroindustria azucarera cubana fueron aprobadas y establecidas 93 medidas. Materializarlas debe constituir un compromiso económico e histórico, toda vez que las producciones de ese sector son esenciales para el esquema de exportación del país y porque además es uno de los más tradicionales y arraigados.
La producción de azúcar en la etapa colonial adquirió su carácter fabril en los albores de la Revolución Industrial y principios del siglo XIX, cuando Cuba se convirtió en uno de los principales fabricantes y exportadores. A partir de 1818 y por 170 años ocupó el liderazgo absoluto y llegó a hacer el primer exportador mundial, posición que mantuvo hasta la década de los años ochenta del pasado siglo. El azúcar por tanto está vinculado a la identidad nacional.
Hoy no debe olvidarse una frase que fue muy popular hace algunos años: Azúcar para crecer.
Julio Andrés García Pérez, presidente del Grupo Azucarero Azcuba, afirmó en Cienfuegos que existen posibilidades reales de salvar el sector, sobre la base del cumplimiento de las medidas señaladas, la diversificación de las producciones de derivados y el aumento de las exportaciones para ingresar divisas.
Igualmente se refirió a la necesidad de que las empresas empleen adecuadamente las facultades otorgadas y las reservas existentes en cada colectivo laboral.
Precisó que “lo que no se analice de forma oportuna con los trabajadores no se hará en la zafra”, por lo que no debe esperarse a septiembre para realizarse las valoraciones pertinentes.
Señaló que debe ejecutarse todo lo posible para no perder a quienes laboran en los campos, pues eso pondría en peligro la producción cañera, la cual lejos de disminuir debe aumentar.
“Tenemos que motivar y comprometer más para poder realizar una zafra mejor”, afirmó. En tal sentido orientó “aterrizar” en cada unidad productora las 93 medidas. Ellas debieran hacer sostenible esta gran industria pero además lograr su desarrollo más integral con el fin de generar derivados para la exportación y proporcionar divisas al país.
El Comandante Ernesto Che Guevara, al crear el Instituto Cubano de Investigaciones de los Derivados de la Caña de Azúcar (Icidca), aseveró que “llegará el día en que los derivados de la caña de azúcar tendrán tanta importancia para la economía nacional como la que hoy tiene el azúcar”. Y la vida y la economía le han dado la razón.