Tras una explotación que se prolongó por 64 meses —lo previsto eran 36— y la necesidad de varios controles por averías, en enero pasado varó en la bahía de Cabañas la embarcación Enif, esencial en el triángulo Batabanó-Nueva Gerona-Cayo Largo del Sur.
Lo imperioso de una reparación capital en tierra obligó a llevar la patana hasta la Empresa Astilleros Roberto Nodarse, en el municipio de Mariel, provincia de Artemisa. Luego de la calibración ultrasónica (proceder técnico preciso) y el dictamen del departamento técnico se le devuelve la vida útil a ese medio de transporte, que ya este 30 de junio deberá trasladar suministros al Municipio Especial Isla de la Juventud.
El astillero, Vanguardia Nacional por 14 años consecutivos, se encuentra certificado por el Registro Nacional de Buques, y debe ingresar más de 20 millones de pesos en el año 2022. Ya en sus dos varaderos, con capacidad máxima de 320 toneladas, irán llegando las embarcaciones con las que prevén sobrecumplir su encargo estatal.
Barcos en tierra firme y a flote
La entidad —con 135 trabajadores— está subordinada al Grupo Empresarial Marítimo Portuario (Gemar) del Ministerio del Transporte y cuenta con dos unidades empresariales de base.
Luis Andrés Armas Álvarez, director general de Astilleros hace ocho años, explica que después de varadas las embarcaciones comienzan los primeros pasos para contratar los objetos de obra.
“Entre muchas labores que incluyen el enjuague y la limpieza se prepara el barco para ser calibrado y después se proyectan los trabajos a llama abierta, en caliente, como decimos.
“Antes de laborar siempre solicitamos la medición de gases que valida la seguridad del trabajo, y así evitamos accidentes, de ahí el no lamentar ninguno. Incluso, entregamos cuantas veces se precise medios de protección como guantes, botas, caretas, overoles, entre otros importados cada año”, asegura.
Cincuenta entre hierros y mar
Con la mirada de quien ha vivido mucho y ha sido muy útil, Fernando González Espinosa habla con orgullo de sus 50 años cerca de soldaduras y barcos. Con 19 abriles encontró en esta entidad costera trabajo, vocación y amor multiplicado en dos hijos.
A sus 70 años —y casi a punto de jubilarse— aún desanda sin reparos los varaderos, y aunque labora como jefe de Transporte, siempre hay quien aprende de sus tantas marcas como pañolero, pailero, soldador, técnico en metrología, control de la calidad, incluso ha laborado hasta en el Departamento de Recursos Humanos.
Por estos días comparte sus experiencias en un curso de adiestramiento, una opción de la entidad para ver rostros jóvenes que completen cuatro brigadas navales y una industrial, pues exhiben un promedio de edad cercano a los 50 años.
“Esos muchachos reciben clases teóricas por un mes y realizan prácticas por 90 días. Tienen la posibilidad de quedar en plaza fija. Es un orgullo trasladarles mis modestos saberes de cinco décadas cerca de hierros y mar”.
Este 14 de junio, Día del Trabajador Marítimo Portuario, el reconocimiento de cincuentenario sellará su vida laboral, ocasión en que otros compañeros recibirán la Distinción honorífica Aracelio Iglesias, del Sindicato Nacional de Trabajadores del Transporte y Puertos, por 20 y 25 años de quehacer destacado en el sector.
Alianzas de presente y futuro
Además de reparaciones navales, Astilleros Cabañas se ocupa de las industriales. Reconstruyen puentes ferroviarios o viales, tanques de hierro, y ahora también se ocupan de la nueva planta de beneficio de carbón vegetal, en el municipio de Bauta, refirió el ingeniero mecánico naval Ramón Reyes Calderín, director técnico del centro.
La Unión Cuba Petróleo, la Zona Especial de Desarrollo Mariel, Sherritt S.A., la Empresa de Navegación Caribe, la de Servicios Marítimos, entre un centenar de clientes en Cuba, tienen el sello de Astilleros, y embarcaciones de Guardafronteras, del turismo (yates que entran por la Marina Hemingway) y los pertenecientes a cooperativas pesqueras de la localidad.
En la costera entidad los esfuerzos van encadenados con empresas afines que aportan valor agregado y facilitan rapidez en el servicio.
“A Remfri, la primera pequeña empresa aprobada en Mariel, con experiencia en refrigeración, climatización, electricidad, pintura, chapistería y mecánica de combustión, le contratamos el accionar de una batería de split con 11 equipos”, explicó Reyes Calderín.
“Con la UEB Industria Mecánica Caribe (Imeca), de Güira de Melena, contratamos angulares y otros servicios, y de la Empresa Agroforestal Costa Sur, en San Cristóbal, recibimos madera para la carpintería de alguna embarcación, por solo citar ejemplos”, dijo.
“Asimismo, el estar a solo 17 kilómetros de la bahía de Mariel, la Zona Especial despierta interés para negocios. Nos motiva identificar, desde la ventanilla única, un socio potencial que garantice financiamiento y tecnología para remodelar y equipar nuestras instalaciones”, argumentó el director.
Así desarrollarían la construcción de embarcaciones de recreo de hasta 30 metros de eslora y brindarían servicios de reconstrucción, mantenimiento, reparación y conversión de barcos de pequeño y mediano formatos, dirigidas al mercado nacional y al tráfico como recreo en el área del Golfo de México y el mar Caribe, según propuesta en el sitio web de la Zona Especial.
Trabajos y sueños se conjugan en la misma ensenada donde revive la Enif de Isla de la Juventud, junto a Cabo Corrientes, La 29, Ferro, El auxiliar y La Niña, joyita naviera casi lista para navegar por las aguas tranquilas de cayo Levisa, en Pinar del Río. Por esos mares andará la marca de los obreros de Astilleros Cabañas.