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Manatí va delante en la corrida

Por las roturas y la falta de combustible, este año el Punta Brava no se ha hecho a la mar en faenas productivas desde el Puerto de Manatí, sede de la Unidad Empresarial de Base (UEB) homónima, adscripta a la Empresa Pesquera Las Tunas (Pescatun). Luego de tres meses en el varadero de Gibara, provincia de Holguín, su tripulación lo recibe colmada de alegría.

La tripulación del Punta Brava, la más productiva de la UEB. Fotos: El Autor

José Manuel Lobelles Justo, el patrón de ese escamero plástico, el de mayor porte entre los cinco barcos con que cuenta la flota, confía en que “en este calendario repetiremos la condición de embarcación más productiva de la UEB, que a fuerza de tesón y entrega conquistamos en 2020 y 2021. A pesar de que el pasado año fue malo, sobrecumplimos el plan en 10 toneladas”.

Lobelles Justo sustenta su confianza en el gran equipo que ha formado junto a Harold Tejeda Bueno (motorista), Edgardo Fernández Justo (marinero); y los buzos Odanis Bueno Rivero y Eduardo Cedeño Rodríguez. “Todos atamos cabos y halamos parejo, tanto en tierra adentro como mar afuera”, comenta.

Desde el espigón

Da gusto verlos trabajar en el espigón en estos días previos a la corrida de la cojinúa. Es fácil advertir cómo han convertido los desafíos en resorte de una labor conjunta que no es ajena a ninguno de los 62 trabajadores de la UEB. El ajetreo es grande y contagioso en torno a los más mínimos detalles para vencer la obsolescencia tecnológica y las carencias de recursos.

Nadie como Harold Tejeda Bueno ha sufrido en carne propia los contratiempos ocasionados por el añejo motor. “Tiene 27 años de explotación”, dice, mientras lo observa con el mismo cariño que escucha su rugir para atenderlo ante el primer quejido.

El mecánico Luis Cepero Ayala pone todo su empeño en la atención a la añeja tecnología.

Metido en el corazón del Punta Brava está Luis Cepero Ayala con las manos, la ropa y hasta la cara embarradas de grasa gorda, auscultando el añejo artefacto y como médico de hierros viejos anda absorto, en cuerpo y alma, en el sistema técnico “que no puede fallar ahora porque está al comenzar la corrida de la cojinúa, que es como decir nuestra zafra”.

Tanto Harold como el resto de los navegantes admiran los desvelos de Luis y de los otros trabajadores del taller que a puro ingenio se imponen a las carencias de piezas de repuesto y de moneda dura que les permita, de una vez, renovar el parque tecnológico y las artes de pesca. “Pero mientras llegue ese momento seguimos tirando con lo que tenemos”, confirman.

Todo el esfuerzo para recuperar las redes que irán a los tranques.

Otro problema que afecta es el mal estado de las redes que utilizan en los tranques. “Tienen más de 30 años de uso, pero les hacemos constantes cambios. Las remendamos con hilos de las más nuevas y vamos tirando pa´lante”, advierte Lobelles Justo.

Pescadores tierra adentro

“Trabajador bien informado vale por dos”, enfatiza José Ángel Carralero Maldonado, el director de la UEB y comenta: “Ellos tienen clara la misión. Saben lo que significan estos meses en que la cojinúa arriba a nuestras áreas de pesca y lo que deben hacer para sobreponerse a la falta de recursos, porque es grande el impacto de nuestro quehacer en la lucha por buscar mejoras en la alimentación del pueblo”.

José Ángel Carralero Maldonado, el director de la UEB, confía en los buenos resultados del colectivo

Carralero Maldonado cuenta que empezaron el año mal y transcurrido el primer trimestre del actual calendario le deben al plan 43 toneladas como consecuencia de las roturas de los barcos, problemas con el combustible, la falta de hielo y el mal tiempo que ha sido casi constante; y asegura: “Estamos confiados en que con la corrida de la cojinúa vamos a revertir la situación”.

Razones para el optimismo

Su optimismo tiene asideros objetivos, “anteriormente trabajábamos con un solo tranque y ahora estamos preparando tres para capturar el plan de 40 toneladas y 200 kilogramos. Pero no renunciamos a la idea de sobrecumplirlo, lo que nos permitirá eliminar el atraso y aumentar nuestra oferta de productos destinados a las ventas en pescaderías y a las dietas médicas. Así lo hicimos el año pasado cuando nos habíamos propuesto capturar 40,2 toneladas y el real fue de 52,4”.

En la UEB pescan e industrializan las producciones.

Las expectativas de todos están respaldadas, además, por el hecho de disponer de una planta de hielo entregada por el proyecto Ecovalor, ahora en trajines de montaje y que esperan tener produciendo en esta campaña, porque resolverá uno de los mayores obstáculos que enfrentan sus anhelos de pescar más y obtener producciones de mayor calidad.

La planta tiene una capacidad de cinco toneladas diarias, “suficientes para satisfacer la demanda de nuestras embarcaciones y con posibilidades de proveer a la Acuicultura, a la comunidad y hasta a parte de la población del municipio”.

Ahora solo esperan la autorización para hacerse a la mar tras el codiciado alimento con todo el entusiasmo acumulado en días de aparente ocio forzado por los contratiempos que provocan pérdidas y les niega la posibilidad de aumentar sus ingresos salariales que andan por algo más de tres mil pesos, según reconoce el director.

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