Las décadas transcurridas de la realización en el país de los parlamentos obreros motiva a evocar su origen, cómo se desarrollaron y su validez como método para ser retomado en las condiciones actuales.
Se celebraba el XVI Congreso de la Central de Trabajadores de Cuba. La fecha: del 24 al 28 de enero de 1990, una década crucial para las fuerzas progresistas en el mundo que se conmocionaron ante la desaparición de la Unión Soviética y todo el campo socialista europeo. Sobrevino una crisis política e ideológica y para nuestro país significó un duro golpe económico.
En aquella ocasión el Comandante en Jefe Fidel Castro dijo: (…) pueden venir otras variantes para las cuales tenemos que prepararnos. Nosotros llamamos a ese período de bloqueo total, período especial en tiempo de guerra; pero ahora tenemos que prepararnos por todos estos problemas, e incluso, hacer planes para período especial en tiempo de paz”. Por primera vez se empleaba el término que se convirtió en cotidiano para el pueblo.
Con su aguda capacidad de prever el futuro, Fidel había alertado meses antes lo que podría ocurrir. El 26 de julio de 1989,en el acto por el aniversario de los asaltos al cuartel Moncada y Carlos Manuel de Céspedes, afirmó: “Si mañana o cualquier día nos despertáramos con la noticia de que se ha creado una gran contienda civil en ,la URSS, o incluso, nos despertáramos con la noticia de que la URSS se desintegró, cosa que esperamos no ocurra jamás, ¡aun en esas circunstancias Cuba y la Revolución Cubana seguirían luchando y seguirían resistiendo!”
Los problemas se hicieron sentir muy pronto, las carencias, los desequilibrios financieros el exceso de circulante…Tales situaciones y otras muchas fueron incluidos en los análisis del segundo período de sesiones de la Asamblea Nacional del Poder Popular en su cuarta legislatura, efectuado del 26 al 28 de diciembre de 1993.
El veterano dirigente sindical Francisco Durán Harvey explicó cómo la idea empezó a abrirse paso: (…) el diputado Pedro Ross Leal, Secretario General de la central sindical propuso que la situación creada justificaba la necesidad de desarrollar el proceso político con los trabajadores, que posibilitara en primer término un amplio intercambio, mirándonos hacia adentro, y que a su vez propiciara la comprensión y el apoyo al contenido y alcance de las necesarias y justificadas medidas que adoptar.”
El Comandante en Jefe acogió la propuesta y se interesó por el tiempo que podía demorar esa consulta, y le respondieron que en poco más de 45 días.
La reacción del líder de la Revolución no se hizo esperar: “Esta Legislatura del Parlamento no termina aquí, se traslada ahora a los centros laborales para que los diputados y delegados a las asambleas provinciales y municipales del Poder Popular participen junto a los dirigentes sindicales en ese proceso de toma de opinión y búsqueda del apoyo de los trabajadores”
La convocatoria fue lanzada en un editorial del periódico Trabajadores en la edición del 10 de enero de 1994. Durante todo el proceso, el rotativo apoyó el debate con este género periodístico, que ayudó a la comprensión de los asuntos a analizar. Fidel se interesaba constantemente por la marcha de los parlamentos.
Durante esos 45 días el país se convirtió en una inmensa escuela de economía. Se efectuaron más de 80 mil parlamentos obreros en todo el país con una participación superior a los 3 millones de trabajadores; se realizaron además 3 mil 400 asambleas con la asistencia de más de 258 mil cooperativistas y campesinos, y reuniones similares en los centros de segunda enseñanza y universitarios, que abarcaron a más de 300 mil jóvenes.
Se discutió sobre la eficiencia económica, el control y la lucha contra el delito, la legislación laboral y su cumplimiento, la disciplina, la estimulación y atención al hombre, la racionalización y el reordenamiento del personal en las empresas estatales, el control de los trabajadores por cuenta propia, propuestas para favorecer el equilibrio presupuestario y el saneamiento de las finanzas internas, la política de precios, los impuestos, entre otros temas.
El primero de mayo de ese año no contó con los tradicionales desfiles sino se realizaron actividades conmemorativas más modestas; sin embargo, coincidió con la reanudación de la Asamblea Nacional, donde se presentó a los diputados un resumen de lo realizado por los parlamentos obreros. El texto del extenso y detallado informe, publicado en el periódico Trabajadores, valoró lo realizado: «El parlamento en los centros laborales demostró su validez como método de acercamiento a la realidad que interesa a trabajadores y dirigentes administrativos, para el estudio de los problemas en la base y la búsqueda colectiva de soluciones partiendo del aporte individual, cohesionando en torno a ello a las administraciones, organizaciones sindicales y la dirección política”.
En entrevista de esta redactora con Pedro Ross, años después, nos relató que en la Asamblea él expresó que gracias a la sugerencia de Fidel contábamos con un vasto arsenal de ideas, se habían descubierto y puesto en acción importantes reservas productivas, y sobre todo, se había alcanzado un nivel de información y de comprensión, quizás como nunca antes, acerca de la naturaleza de los problemas que enfrentaba el país, de las conquistas que se debían preservar y de cuáles eran las principales alternativas para salir de la crisis.