La medida más novedosa es financiar a determinados organismos y actores económicos con moneda libremente convertible para incrementar la producción de bienes y servicios, lo cual permitirá aumentar también la actividad productiva de las empresas que hoy tienen capacidades disminuidas. El primer impacto favorable será entonces en el empleo y en la oferta de bienes a la población.
La decisión es innovadora y audaz pues el país no tiene disponibilidad de divisas para resolver todos los problemas que enfrenta la economía, pero busca priorizar lo que impacta directamente, como es la producción de alimentos.
Vale la pena insistir que estos asuntos merecen ser discutidos con los trabajadores, ellos deben recibir una información clara, precisa y transparente de cómo influyen en el orden social y económico.
El proceso de discusión del plan de la economía fue un amplio ejercicio democrático y confirmó el rol de la empresa estatal socialista en Cuba. Hicimos más de 68 mil asambleas. Ahora lo esencial es darles seguimiento.
La elevación de la productividad debe resultar del incremento de la producción y reducción de gastos, no de elevar los precios, pues repercute en la inflación. Tenemos empresas que han aumentado sus beneficios y utilidades sin un respaldo adecuado de bienes y servicios. El caso de las plantillas infladas también requiere de análisis diferenciados. Cuando existen niveles importantes de migración y fluctuación de fuerza de trabajo es preciso buscar soluciones, a través del salario y la participación, que permitan preservar al personal calificado.
La aplicación del Decreto 53 (De la organización del sistema salarial en el sistema empresarial estatal cubano) se basa en reglamentos elaborados por las empresas, los cuales deben ser discutidos con sus trabajadores, proceso en el que el sindicato ocupa un rol significativo. Ellos también deben opinar sobre el Convenio Colectivo de Trabajo y la distribución de las utilidades. (Diputado José Antonio Pérez Pérez, miembro del Secretariado Nacional de la CTC). | YDM