La luz y el silencio se apoderaron de Cuba el viernes en la noche y se levantaron como tributo de todo el pueblo a las 46 víctimas mortales del infausto accidente en el hotel Saratoga, de La Habana Vieja; en acto de acompañamiento al dolor de familiares y amigos.
En la nororiental provincia de Las Tunas el edificio 12 de plantas, el más alto de la ciudad, se convirtió en altar para el homenaje central a los fallecidos en otra jornada de consternación y respeto por los que ya no están, de sus familias y de sus amigos; y, de solidaridad, también, con quienes sufren secuelas físicas y psicológicas por el impacto del siniestro.
Al emblemático inmueble acudieron dirigentes del Partido Comunista, el gobierno, la UJC, la Central de Trabajadores de Cuba y organizaciones de masa que representan a la sociedad civil, junto a una amplia representación de los habitantes del municipio capital.
Y como demostración del dolor que embarga a la Isla toda y de ese sentimiento nacional de humanismo que caracteriza a los cubanos, en las restantes siete demarcaciones de este territorio oriental cientos de personas se congregaron en parques, plazas y develaron su pesar por el suceso que enluta a muchos hogares.
Esas muestras del sufrimiento colectivo tuvieron réplicas en otros sitios públicos y en viviendas, donde sus moradores encendieron velas y celulares y dedicaron un minuto de silencio para demostrar que sus compatriotas físicamente ausentes estarán siempre entre nosotros.