Justo cuando se cumplían 149 años de la caída en combate del Mayor General Ignacio Agramonte, sus hijos del Camagüey le rindieron tributo desde los Potreros de Jimaguayú y en el emblemático parque Agramonte, de una forma sencilla pero cargada de respeto y admiración.
Y es que la vida de este joven fue ejemplar y formó en los agramontinos un sentimiento de amor a la Patria que cursa el tiempo. Por eso, y porque como explicara el historiador Fernando Crespo que dijera José Martí en una ocasión, lo recordamos siempre, pues “de Ignacio Agramonte, todo es nuestro”.
Con canciones y bailes alegóricos fue rememorado el héroe epónimo del Camagüey, un hombre que, incluso después de muerto, “entró retador a su ciudad natal”, como detalló el también especialista de investigación de la Oficina del Historiador de la Ciudad.
Además, como acotó Crespo, “luego de la muerte, aquel 11 de mayo de 1873, el cadáver aún daba miedo. Y una composición poética así lo demuestra: Y su cadáver augusto, quemaron en Camagüey porque el muerto daba susto a los soldados del rey.
“Y lo sigue dando a los enemigos de la Patria, a los enemigos actuales de Cuba, a los de allá y a los de aquí. Ese es Ignacio Agramonte, que sigue caminando por las calles del Camagüey y sigue entre nosotros.
“A él lo seguiremos recordando, incluso cuando no estemos nosotros porque es alma, cultura, identidad y patrimonio de la nación”.