Camagüey, a la que dedicara buena parte de su fecunda trayectoria política y militar, le rindió honores al destacado combatiente revolucionario Lázaro Vázquez García, fallecido en La Habana el 21 de abril pasado, cuyo último deseo fue que sus restos descansaran eternamente en la tierra agramontina.
El homenaje póstumo estuvo presidido por ofrendas florales del líder de la Revolución, General de Ejército Raúl Castro Ruz, y de Miguel Díaz-Canel Bermúdez, Primer Secretario del Comité Central del Partido y Presidente de la República, junto a coronas de dirigentes políticos y militares, y de organizaciones del territorio.
A las honras luctuosas, efectuadas en horas de la mañana de este sábado, asistieron los miembros del Buró Político del Partido Esteban Lazo Hernández, presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular y del Consejo de Estado, y Salvador Valdés Mesa, Vicepresidente de la República.
Ambos dirigentes tuvieron a su cargo, en compañía del primer secretario del Comité Provincial del Partido, Federico Hernández Hernández, y de la viuda de Vázquez García, Ana Luisa Expósito, la última guardia de honor, gesto que compartieron compañeros de lucha, combatientes de las Far y del Minint, familiares y amigos.
Tras atravesar algunas de las principales arterias de la ciudad cabecera provincial, el cortejo fúnebre arribó al Cementerio General, donde desde hoy reposan los restos de quien dedicara 34 de sus 83 años de vida a la transformación económica y social de las extensas llanuras camagüeyanas.
En sus palabras de despedida al compañero de múltiples batallas, Salvador Valdés Mesa resaltó en Lázaro Vázquez García sus dotes de organizador, su consagración, sencillez, modestia y ejemplo personal, cualidades que generaron una manera de hacer y actuar en la formación de los cuadros y dirigentes del territorio.
El Vicepresidente de la República lo calificó como un hombre del Partido y de absoluta confianza de la dirección de la Revolución, quien ocupó las máximas responsabilidades de la provincia en los años de creación de la base material y técnica para el despegue económico y social de Camagüey.
«Lázaro, expresó Valdés Mesa, fue un hombre de su tiempo, un hombre de los que saben crear, un hombre aparentemente duro y fuerte, que lo era para con el enemigo, pero en el fondo un ser humano amable y bondadoso. Solo lo podemos despedir con el compromiso de continuar su fecunda obra».
(Tomado de granma.cu)