Hosanna Soca del Valle habla con entusiasmo del proyecto ESPUmás, liderado por la Empresa Industrial de Equipos y Servicios Asociados (EIESA), del Ministerio del Comercio Interior (Mincin) y la Federación de Mujeres Cubanas. Con esa iniciativa muchas cubanas han podido transformar sus vidas, empoderarse, y eso es reconfortante. ESPUmás les permite convertirse en trabajadoras por cuenta propia.
“EIESA garantiza las lavadoras para el arrendamiento por un valor de 750 pesos, les vende el detergente cada tres meses, da mantenimiento dos veces al año a los equipos”, apuntó.
“El proyecto está en todo el país, a excepción del municipio especial Isla de la Juventud, donde tenemos previsto llevarlo este año”, afirmó la directiva. Refiere que en lugares distantes como en el municipio de La Sierpe, en Sancti Spíritus está la huella de ESPUmás, lo cual ha impulsado la generación de empleos.
“Ahí, como también sucede en Bayamo, provincia de Granma, además de lavar, también se ofrecen los servicios o de planchado y de costura, para lo cual también facilitamos los medios”.
Tal como reconoce la FMC, de esta forma se le ha dado continuidad a los acuerdos derivados del X Congreso, donde se recibieron planteamientos de más de 3 500 mujeres preocupadas en cómo acceder a empleos en sus comunidades y mejorar los servicios domésticos.
Con futuro
A sus 29 años, la directora adjunta de EIESA es muy optimista. Según dice, las 43 medidas implementadas para fortalecer la empresa estatal socialista ha sido una oportunidad que su colectivo ha aprovechado para abrir nuevos negocios y ser más eficiente.
La joven se ve segura, confiada. Al rememorar su infancia, cuenta que apostó por la natación y sus padres, Maritza y Fernando, la apoyaron hasta que entró en la Escuela de Iniciación Deportiva (EIDE) Héctor Ruiz Pérez, de Villa Clara, donde realizó el preuniversitario.
Manifiesta que no tuvo competencias relevantes. Los récords en su vida no estarían precisamente nadando en una piscina. Al terminar duodécimo grado optó por la Licenciatura en Ciencias Farmacéuticas en la Universidad Central Marta Abreu, en la cual permaneció hasta tercer año. “Después, por una convocatoria, me trasladé a continuar la carrera en el Instituto de Farmacia y Alimentos, en la capital”, alegó.
Al concluir, laboró en el Instituto Nacional de Reservas Estatales, primera experiencia que le aportó disciplina y conocimientos. El paso posterior sería en EIESA. “Hace dos años y medio empecé en el área de fiscalización; me propusieron ser reserva de cuadro y ahora ocupo esta responsabilidad”, apuntó.
Agradece la confianza que en ella han depositado sus compañeros, y sabe que aún le quedan muchas cosas que aprender, por eso la superación está en el centro de mira.
Trabajar directamente vinculada a los proyectos y líneas de negocio desarrollados por la entidad, le dio la posibilidad de adentrarse en las peculiaridades del proyecto ESPUmás, “que no se detuvo ni en los días más complejos de la COVID-19. Hay nuevas ideas que nos permitirán seguir prosperando”, afirmó.
Si bien la natación quedó como un sueño de la adolescencia, en el camino empresarial hay mucho que recorrer y ella está dispuesta a asumir los retos y ganar otras competencias.