El mayor éxito del Festival San Remo Music Awards Cuba 2022, que concluyó ayer en La Habana, fue precisamente su realización. Contra todas las campañas orquestadas desde la industria del odio (arreciadas en las últimas semanas), contra presiones e intentos de boicots desde Miami y otras plazas, en medio de una compleja situación económica… hubo festival. Y tiene que ver con una vocación esencialmente cultural: en tiempos de crisis hay que reafirmar valores. El arte puede, debe hacerlo.
La programación incluyó manifestaciones múltiples: desde la moda hasta la culinaria; pero la música fue la columna vertebral de la cita. La idea siempre fue respaldar un sólido movimiento que distingue a Cuba en la región y en el mundo.
La música cubana cuenta con excelentes cultores, con una tradición extraordinaria y disímiles concreciones contemporáneas.
A eso se suma la posibilidad de fomentar un diálogo circunstancial con el acervo italiano, que es algo que promueve la propia franquicia del San Remo.
Y las industrias culturales pueden ser cauce eficaz para todo ese talento… sino se pierden referentes esenciales.
Lo importante es no perder una noción de jerarquías que están asociadas a la calidad de una propuesta. Que el Dúo Iris haya obtenido el primer premio del concurso es una buena señal. El buen gusto, la sensibilidad, la contundencia estética deben primar ante la avalancha de una mediocridad que en alguna medida estandariza el mercado.
El enfoque mercantilista no puede marcar los derroteros… pero tampoco se pueden ignorar las lógicas comerciales en los tiempos que corren.
Por eso son útiles estas convocatorias: pueden proponer maneras creativas de posicionar a músicos y estéticas valiosos en un panorama variopinto, con muchas mediaciones.
Y otra dimensión interesante es la proyección misma de la cultura cubana (del arte que se hace en Cuba, con el apoyo de un entramado institucional) en espacios de socialización internacionales.
El talento de cantantes, compositores, instrumentistas formados aquí, y también el de técnicos, especialistas y productores, merece oportunidades. Hay que consolidar espacios de realización profesional en el país… y seguir tendiendo puentes para que tengan una adecuada repercusión en el mundo.
Las decisiones de los jurados siempre serán objeto de polémica; siempre se podrán señalar carencias puntuales en los espectáculos; quedarán cabos sueltos en los procesos organizativos, de producción… pero la música cubana tiene que salir adelante porque es emblema y riqueza de la nación.
Por supuesto que la economía incide e implica; y algunos (con buenas o no tan buenas intenciones) podrán cuestionar el hecho de que se organice un festival en momentos en que las dificultades abruman. Pero tirar el sofá nunca será la solución. Y el público cubano tiene el derecho de disfrutar de espectáculos dignos, que devengan plataformas de promoción de los mejores artistas.
El incentivo al turismo cultural, la oportunidad de fomentar negocios, la funcionalidad de las industrias culturales… importan, son razones de peso. Pero lo fundamental es seguir fortaleciendo la relación de la gente con su cultura, con lo mejor de las expresiones artísticas.
Complació mucho comprobar la calidad de los concursantes y el entusiasmo con que el público recibió las propuestas. Ya por eso (aunque no solo por eso) valió celebrar el San Remo Music Awards Cuba 2022. A partir de ese convencimiento se pueden formular críticas y sugerencias para futuras convocatorias.