Solo los pescadores son testigos de las adversidades que se viven en el cumplimiento de su labor y pocos conocen la vida de quienes pasan horas en mares y ríos en busca de una buena captura.
Desde los más experimentados, como el acuicultor Sergio Hernández Peña, quien con 25 años de su vida dedicados a ese oficio, hasta el joven manzanillero José Manuel Tamayo Bring, que no sobrepasa los cinco años de trabajo, narran lo que son jornadas de sacrificio.
Sergio, que pertenece a la estación de alevinaje Acuipaso, del montañoso municipio de Bartolomé Masó, en la provincia de Granma, siembra sus semillas en espejos de agua, las nutre y cuida con desvelo hasta que están listas para la cosecha.
“La vivencia más bonita que tengo es cuando tú estás allá en una pesca final y ves la captura, eso te emociona grandemente. Desde las seis de la mañana hasta las seis de la tarde estamos ‘fajaos’ con esto, porque tenemos un compromiso por cumplir”.
Habla con soltura de cómo se las ingenian para alejar a los enemigos naturales de los peces. “Aquí fundamentalmente tenemos la corúa, el gavilán, la gaviota y el Martín pescador. Lo vi hace poco, y llega de ‘zorrito’ y se las lleva de una en una.
“Para contrarrestar esto tenemos malla para que no entren donde están los comederos, como medios usamos el tirapiedras, una onda, una escopeta para ahuyentarlos, pues no los podemos matar porque el Citma los protege”.
La dura realidad que acompaña a los pescadores la vive también José Manuel Tamayo Bring, un joven que no llega a los 25 años de edad e integra la flota de pesca de especies marinas de exportación en la Industria Pesquera Industrial de Granma, conocida como Epigram, que radica en Manzanillo.
“El barco de nosotros se dedica a la captura de especies para la exportación como el pargo y la sierra, aunque esta última en ocasiones se vende a la población. En la corrida pasada nuestra tripulación entregó a la empresa más de dos toneladas de pargo y comercializamos más de seis millones de pesos”.
Las horas de sueño de José Manuel se convierten en una dura y difícil faena. “Son 20 días en alta mar trabajando de seis de la tarde hasta las doce de la noche, en la corrida del pargo; si es la sierra, se pesca, se cala y empezamos de madrugada a recoger hasta el otro día; es mucho sacrificio, pero es lo que nos toca”.
En este manzanillero, que milita en las filas de la Unión de Jóvenes Comunistas, confluyen compromiso, amor al trabajo y la convicción profunda de que en los hombros de la juventud descansa el futuro.
“Los pescadores, que estamos directo a la producción, debemos poner todo nuestro esfuerzo y empeño para levantar la economía del país y más los jóvenes que somos el porvenir pleno de la patria”.
Sergio Hernández Peña y José Manuel Tamayo Bring son ejemplos en la labor que realizan, su esfuerzo y abnegación son fundamentales para que en Granma se celebre este 8 de abril el acto nacional por el Día del Trabajador de la Pesca.