La Coalición para el Agua y el Clima ha formulado un llamamiento para que se adopten medidas más urgentes y coordinadas a nivel mundial «a fin de proteger a las personas y a las generaciones futuras», a la luz de los nuevos y alarmantes indicios científicos relacionados con la insuficiente disponibilidad de agua potable para el consumo humano.
La Coalición está integrada por representantes de Estados, de la sociedad civil y del sector privado, y su misión consiste en proporcionar orientación estratégica sobre la integración de los programas relativos al agua y el clima en el marco de los Objetivos de Desarrollo Sostenible trazados por la ONU para el año 2030, en particular del sexto, que trata sobre el agua y el saneamiento.
A la citada convocatoria se refirió un reciente comunicado de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), organismo de la ONU que participa en la selección de los integrantes de la Coalición.
De acuerdo con lo publicado por la OMM, el llamamiento se basa en datos del último informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, de la ONU), según los cuales la disponibilidad de agua está cada vez más amenazada y los peligros relacionados con ese recurso se multiplican en todo el planeta.
El reporte destaca que alrededor de la mitad de la población mundial debe hacer frente actualmente a condiciones de escasez grave de agua durante al menos una parte del año, y se prevé que esa situación empeore a medida que el cambio climático altere las pautas de precipitación y ello repercuta en el ciclo del agua.
Solo el 0,5 % del agua de la Tierra está disponible en forma de agua potable (también llamada dulce) y puede utilizarse como tal. Sin embargo, en los últimos 20 años, los depósitos continentales del líquido —toda el agua que se encuentra sobre la superficie terrestre y debajo de esta, incluida la humedad del suelo, la nieve y el hielo— se han reducido a un ritmo que supera el volumen total que las personas consumen durante un año.
Por otro lado, disminuirá la disponibilidad de agua fruto del deshielo —una de las principales fuentes de las que se nutre el riego en algunas partes del mundo— , mientras que la pérdida de masa de los glaciares prevista a nivel mundial reducirá la cantidad de agua disponible para la agricultura, la generación de energía hidroeléctrica y los asentamientos humanos a medio y largo plazo.
También se vaticina que los cambios en la magnitud y la ocurrencia de los flujos fluviales, así como los fenómenos extremos asociados, perjudicarán a los ecosistemas de agua dulce de muchas cuencas. La dimensión de los daños directos causados por las crecidas aumentará con cada fracción de grado de subida de la temperatura mundial.
El informe del IPCC apunta además que la mayor parte del conjunto de políticas de adaptación al cambio climático documentadas se dedica a la adaptación a los riesgos e impactos relacionados con el agua, y advierte de los efectos contraproducentes que podría entrañar una gestión deficiente de las medidas de adaptación.
Lo anterior conlleva implicaciones de gran envergadura para la seguridad hídrica mundial, si se considera el sostenido aumento demográfico y la degradación medioambiental que padece la Tierra.
La Coalición señala que los datos disponibles sobre la situación global del agua son incoherentes e incompletos y están dispersos los lugares donde se recopilan; y apunta la necesidad de contar con suficiente información para determinar estrategias que permitan una óptima conservación y empleo del preciado líquido, y además protegernos de los peligros y los desastres relacionados con este vital recurso.
En esta dirección, se comprometió a establecer un Sistema Mundial de Información sobre el Agua, que suplirá las carencias en materia de datos fiables e información práctica y oportuna a nivel global.
Ante los crecientes desafíos y la urgente necesidad de adoptar medidas frente a la problemática mundial del agua, el equipo formuló un plan de acción donde pide a todos los actores del planeta adoptar un enfoque integrado con respecto al agua y el clima, así como apoyo internacional para mejorar los datos y la información sobre el agua para un mundo preparado ante el trastorno climático.
También reclama la incorporación de asociados para respaldar la ejecución de aquellas soluciones que permitan la adopción de decisiones fundamentadas, además del reconocimiento de la necesidad de proteger los glaciares, lo cual incluiría la instauración, en 2025, de un Año Internacional para la Conservación de los Glaciares.
En su llamado a la acción, la Coalición para el Agua y el Clima señaló una verdad incuestionable, cuando afirmó:
“Un mejor uso del agua permite fortalecer la seguridad alimentaria, proteger la salud y los medios de subsistencia, promover una transición justa a la energía limpia, construir ciudades inteligentes en materia de agua y clima, salvaguardar el medioambiente, forjar economías resilientes, ayudar al mundo a alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y cumplir los compromisos mundiales relativos al clima».
(Con información de páginas web de la OMM y UN Climate Change)