Como en el resto de Cuba, muchos hogares en la Isla de la Juventud esperan cada domingo frente al televisor la serie Calendario que trasmite el canal Cubavisión.
El dramatizado –escrito por Amílcar Salatti y dirigido por Magda González Grau– describe de forma detallada la sociedad cubana actual y logra un acercamiento a los conflictos de adolescentes y jóvenes, teniendo en cuenta la relación de estos con actores formativos como la escuela y el hogar.
Desde la primera emisión el nueve de enero, esta ópera prima ha tenido gran impacto en los adolescentes y otros grupos etarios.
En la piel de los jóvenes
Leira Pérez Barrientos, estudiante de duodécimo grado del instituto preuniversitario vocacional de ciencias exactas (IPVCE) América Labadí Arce, disfruta ver Calendario, ya que permite la identificación y reflexión acerca de los contenidos propuestos.
“Cuando se trató la adicción al móvil me vi reflejada en el personaje de Noemí. A pesar de no darle un uso excesivo al celular, en ocasiones me siento demasiado apegada a este y me preocupa, pues como bien dijo su papá, no podemos caer en consumismo ni dejarnos dominar por ese aparato”, comentó Leira.
“El programa refleja la vida cotidiana de las familias. Cada capítulo capta casi a la perfección el día a día de los adolescentes dentro y fuera de sus casas. Además, demuestra la realidad de nuestras aulas, el comportamiento de los estudiantes, los problemas familiares y otros temas, tratados todos con gran sensibilidad.
“En mi grupo los lunes se convierten en días de debate; comentamos sobre el capítulo de la noche anterior, buscamos semejanzas, reflexionamos acerca de nuestros errores y vemos cómo podemos solucionarlos”, expresó Yaniela Vázquez Perdomo, de noveno grado de la Rodolfo Carballosa Gutiérrez.
Para Gabriel René Moreno Velázquez, quien cursa el décimo grado en el IPVCE, el programa descubre la necesidad de aceptarnos tal y como somos para convivir en sociedad.
“La trayectoria estudiantil me ha demostrado que estas problemáticas no solo se presentan en estudiantes de los distintos niveles educativos. Yo en particular –destacó– quedé cautivado con Bruno, quien supo aceptar a Maikel con su orientación sexual; enamorarse de Maritza, una chica muy diferente a él; y demostrar la unidad de un grupo tan distinto”.
Para Melitza Vargas Álvarez, de cuarto año de Periodismo en la Universidad de La Habana, quien realiza su tesis de graduación sobre temas vinculados con la sexualidad, ver la serie ha sido como un pie forzado para la misma. “Mi trabajo analiza la adicción al sexo, donde personajes como el de Vladimir me han servido de referente para entender y tratar la temática de forma más atractiva”.
A sus 72 años Andrea Torres Arias considera que la obra no solo va dirigida al adolescente: “Los adultos mayores también podemos verla, nos recuerda cuando fuimos estudiantes, ayuda a entender a los jóvenes de hoy y preparar a los de mañana, tomando como referencia diversas situaciones y soluciones presentadas”.
En voz de sus actores
Todos los protagonistas del dramatizado sobrepasan la edad adolescente; sin embrago supieron regresar en el tiempo y recordar problemáticas en la enseñanza media y otras etapas.
“Estar dentro de cada personaje, llamarnos por los nombres artísticos, adaptarnos al ambiente, darnos chucho, jugar de mano… nos hizo comprobar que a pesar de los años seguimos siendo adolescentes”, comentó.
“Si no hubieran utilizado a jóvenes maduros para los personajes hubiese sido difícil interpretar algunas escenas, pues a esa edad solemos sentirnos capaces de enfrentar cualquier problemática”, expresó Yanm Rubén Calderín (Leonardo).
“El éxito se debe a nuestras ganas de hacer, acumuladas durante la Covid-19. Esto hizo de la serie un producto fresco, donde se aprecia una etapa de cada cubano y una vía idónea para autocriticarse”, dijo al concluir.
Mas, “a pesar de grabarse hace un año, esta ópera prima jamás perderá vigencia; fue creada con el alma y eso llega a los corazones de cada cubano”, agregó Codner Ateaga.
Desde el mundo virtual
Calendario debe parte de su visibilidad a las redes sociales. A través de estas se han creado grupos, páginas y canales donde se pueden encontrar los capítulos y debatir entre usuarios.
“Más allá de administrar las redes sociales de la serie, creamos todo el contenido salido a través de esta, como pueden ser los fotogramas –imágenes que, en un filme, se suceden y brindan sensación de movimiento–, resúmenes en videos de escenas, avances de próximos capítulos, carteles de poemas, frases y libros.
“Un cartel que se hizo viral e incluso fue compartido por el presidente Miguel Díaz-Canel Bermúdez en twitter fue el de la homofobia no se usa; frase dicha por Javier cuando lo sucedido con Maikel. El manejo de las redes sociales ha permitido tener a una comunidad más comprometida, la cual cuenta con un espacio oficial donde puede encontrar todo lo asociado con Calendario.
“Las redes sociales están siendo un reflejo de la serie, tratan de educar aprovechando el entorno digital, donde se pueden consultar datos de interés u otros detalles”, aseguró Laura Patricia Ruiz Ledon, Community Manager de la serie.
Ámbitos académicos y social
En Cuba hay muchos grupos como el noveno tres y profesores como Amalia, sin embargo, el audiovisual es un manual socio-pedagógico con herramientas para tratar las temáticas presentes.
“Amalia podría ser el patrón ideal de un profesor de Secundaria Básica, pero debe tenerse en cuenta la diferencia entre el representar a un personaje de un profesor para una obra de ficción y la forma de enfrentarnos a la vida real. No obstante, ver Calendario sirve para analizarse a sí mismo, ver qué nos falta como profesores y buscar nuevas formas de llegar a los estudiantes, quizá guiándonos por las enseñanzas de Amalia o basados en otras experiencias.
“Se necesita sensibilidad en esta profesión para entender y apoyar a cada alumno –declaró Pedro Otelo Moreno González, educador de la facultad de ciencias pedagógicas de la universidad Jesús Montané Oropesa–. He pasado por todos los niveles y por eso extraño mucho la Enseñanza Media; me atrapa. Aquí es donde se puede hacer algo para transformar al muchacho e interactuar con su familia; ya después los vemos como adultos”.
Yoannia Pulgarón Garzón, socióloga, investigadora y subdirectora científica del Centro de Estudios Sobre la Juventud (CESJ) compara a la serie con un termómetro, cuya función es medir las dinámicas sociales, permitiendo ser críticos y autocríticos, dejando claro, a su vez, cómo cada dificultad despliega una enseñanza.
“Ha tenido gran aceptación popular, y si bien podemos no estar de acuerdo con el tratamiento dado a determinada problemática, el hecho de discrepar resalta el valor de la propuesta audiovisual crítica”, aseguró la especialista.
Calendario ha sabido abrir puertas a la reflexión y romper barreras al tratar temáticas en ocasiones tabúes y situaciones reales. Así como en el proyecto del Código de las familias, este programa abarca tópicos como la homofobia, el tener en cuenta la voz del menor, la violencia familiar, entre otros donde se aprecia la heterogeneidad y queda claro el valor de respetar a todos.ódigo de las familias
Cada quien tiene su propio calendario con oportunas referencias en el hogar, el aula o el comité de base de la Unión de Jóvenes Comunistas, organización que arribará este cuatro de abril a su aniversario 60, y que encuentra en estos temas asuntos puntuales a abordar con mayor responsabilidad y pasión. (Tomado de Victoria)